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Algunas carreteras llevan a Roma,

otras me conducen hacia tu sonrisa.

Algunos abismos terminan en tu cadera,

y otros tantos en el borde de tu respiración cuando choca contra mi piel.

Quítate los labios y regálame el volante,

que el motor ruge y la noche es larga.

No me dejes perder el rumbo,

que entre tus brazos siempre se llega a puerto seguro.

Algunos días se marcan por un número,

otros por tu alegría.

Ven,

y demuéstrame a no medir la vida,

pero mídeme palmo a palmo.

Enséñame a cerrar los ojos y seguir viendo;

lazarillo de los que no quieren mirar.

Hazme pasear por las carreteras solitarias de tu vida,

abrir los cajones y sacar los trapos sucios.

Quemarlos en la hoguera de San Juan,

ver el brillo de tus ojos con el fuego.

Una cerveza en un bar recóndito,

y terminar la noche en tus precipicios.

Bailar al son del motor que ruge pidiendo otra mirada furtiva.

Nunca parar;

Tan siquiera dormir y darle una oportunidad a los sueños,

que quizá en ellos no estés y me da miedo perderte de vista,

aunque sólo sea para toda la eternidad.

Mi amor, no hay mayor ciego que el que no quiere ver,

y no hay mayor imbécil que el que renuncia a mirarte a ti.

Ahora entiendo a los que dicen que todos los caminos llevan a Roma.

Lo comprendí cuando todos mis senderos comentaron a acabar en la curva de tu mandíbula,

y en el abismo de tus labios entreabiertos.

Por favor,

no dejes nunca que me pierda,

lazarillode las almas sin rumbo    

Trece poemas de amor; Trece poemas de olvido ⚡️ @nymereidaWhere stories live. Discover now