Capítulo 12 -El baile de graduación-

3.3K 403 185
                                    

Después de que te han roto el corazón, ¿qué sigue? Llorar hasta quedar sin lágrimas, supongo. Ya lo había hecho pero algo no estaba bien porque, sin importar cuánto lloré, mis lágrimas siguieron renovándose, parecían no tener final. Otra noche infernal, otro día de mierda, seguido de más noches infernales y de más días de mierda. Me ví forzado a ir a la escuela con los ojos hinchados, por fortuna no llamaban la atención de nadie porque la proximidad del baile de graduación era lo que ocupaba las mentes de todos. A mi madre tuve que decirle una que otra mentira. Por supuesto, ella no me creyó del todo, lo notaba en la tristeza de sus ojos al despedirme por las mañanas, pero nunca había sido una madre acosadora; no, ella esperaría hasta que yo le platicara o hasta que las cosas fueran demasiado evidentes.

En la escuela ya no había mucho por hacer así que pasaba mucho tiempo en la biblioteca. No volví al salón de música, por lo que Michael fue a buscarme y apenas me vio lo supo todo. Había estado evitando verlo para no revelarle nada de lo ocurrido porque no quería ver el triunfo y el deleite en su mirada. Sin embargo, él tomó las cosas muy seriamente, se preocupó antes por mi bienestar que por sus propios intereses y me brindó su apoyo. ¿Dónde había estado ese hombre en toda mi vida? Se portó como un ángel alejando a los demonios que me causaban tanto pesar. O mejor dicho, al demonio. Era sólo uno, al cual no podía ni nombrar aquellos días.

Michael cuidó de mí e hizo todo lo posible por volver a animarme. Para distraerme, comenzamos a practicar nuevamente en el salón de música, donde el rubio de los ojos verdes no volvió volvió poner un pie. Era una zona segura aunque, si los rumores eran ciertos, el hombre estaba mejorando en la guitarra, o al menos eso era lo que Jo le había presumido a todo el mundo. Siempre tuvo aptitudes ocultas, de las cuales yo siempre fui consciente. Desgraciadamente él prefería compartirlas con otras personas. Él siempre prefirió compartir todo con otras personas, mientras que lo poco que compartía conmigo decidió dejarlo oculto, en la oscuridad, como todos los besos que me dio. Eso fui en su vida: un momento de penumbra, una aventura en las sombras donde nadie podía vernos y juzgarnos. Estaba seguro de que todo lo que me había dicho no era verdad, sólo fueron palabras para terminar algo que nunca inició. Y yo, como siempre, no fui más que el imbécil de la historia, el idiota al que todos le ven la cara. Ni siquiera me dolía que hubiera regresado con Jo, lo realmente doloroso era que me había permitido mantener vivas mis esperanzas con él, mientras que todo ese tiempo sólo estuvo pensando en cómo deshacerse de mí. Sólo esperaba que eso de irse para no volver de verdad lo cumpliera.

Mandé todo al diablo, pasados unos días. Puse mi corazón roto en la música y toqué el piano incesantemente. Michael me acompañaba, a veces sólo me miraba con asombro y parecía deleitarse. En sus ojos había un gran respeto hacia mí, pero también notaba un cálido sentimiento creciendo a la par. Ya sabía que yo le gustaba pero casi podía asegurar que se estaba enamorando de mí y eso me dolía. No quería que ocurriera, yo no podía corresponderle aunque había días en que sentía que lo adoraba. Después de todo, estaba ahí conmigo incondicionalmente.

Un día antes del baile, me dijo:

-No tienes que ir conmigo al baile, si no quieres.

-Pero es lo que pactamos.

-Exacto. No quiero que vayas conmigo porque lo pactamos, no tengo el corazón para obligarte a hacer eso. Si no quieres ir, por mi está bien.

-No es por el pacto, Michael. Estoy dispuesto a ir contigo. Aunque...

-¿Qué van a decir los demás? ¿Eso te preocupa?

-No quiero dañar tu imagen social. Eres popular entre las chicas, ¿qué pasará cuando te vean llegar con un chico?

-Sabrán que perdieron su tiempo coqueteando conmigo.

Me gustó su respuesta, me hizo reír de buena gana. Michael se acercó a mí despacio y depositó un beso en la comisura de mi boca. Mi cuerpo sufrió un ligero temblor y él se alejó un tanto apenado.

Besos OcultosWhere stories live. Discover now