Capítulo 1 -Increíble que aún no lo sepa-

6.8K 494 237
                                    

Él podía mirar a través de mis ojos y descubrir mi alegría, mi enojo y mi tristeza. Sabía cuando mentía. Sabía también cuando revelaba una verdad dolorosa. Conocía gran parte de mis secretos e incluso sabía la contraseña de mi correo electrónico (después de todo, él me ayudó a crearlo). Adivinaba qué iba a ordenar en el restaurante o cuál sabor de helado iba a elegir, después de dar vueltas una y otra vez frente al escaparate.

Dean sabía tantas cosas de mí, incluso algunas las inferia. Me conocía tan bien que me era difícil entender por qué aún no se había dado cuenta de que estaba perdidamente enamorado de él. Cierto, era mi secreto más celosamente guardado, pero no podía creer que, después de todos esos años, mi mejor amigo no se hubiera dado cuenta.

-Cassy, ¿qué harás después de clases? -me preguntó aquella tarde, con esa hermosa sonrisa espontánea, al tiempo que me pasaba un brazo por los hombros.

-Tengo mucho que estudiar para el viernes...

-Por favor, no -apartó su brazo y me miró con fastidio.

-Lo lamento -dije apesadumbrado.

Caminamos juntos hasta mi casillero. Él lo hizo silencioso, mirando al suelo con fastidio, pateando una lata que acababa de tirar él mismo. No podía expresarle lo atractivo que se veía cuando se enojaba conmigo. Su boca hacía un puchero cada vez que lo miraba, y si no lo hacía, suspiraba ruidosamente. Metía sus manos en los bolsillos del pantalón del uniforme y caminaba con los hombros caídos. Sus ojos verdes rezumaban frustración pero siempre había un aire de triunfo en ellos porque sabía que yo diría:

-¿Qué querías hacer?

-¿Eh? ¿Yo? Nada.

-Dime

-No, estudia. Es importante...

-¿Tan importante que no lo haces?

-¡Sí lo haré! -respondió enojado.

-Estudia conmigo

-Ok...

-Después de que hagamos lo que quieres...

-¡¿De verdad?! -saltó alegre, repuesto de su fastidio y apatía -Sabía que querrías. Tengo excelentes planes.

Por supuesto que no los tenía, sus planes siempre eran horribles e implicaban alcohol, chicas o alguna clase de vandalismo. Podía implicar las tres cosas juntas. De cualquier manera, terminé accediendo como tantas otras veces, anteponiendo su compañía a la de mi montaña de libros.

Así que nos saltamos las últimas clases y fuimos a jugar videojuegos. Ahí conoció a una chica con la que terminamos bebiendo malteadas en una cafetería. Hablaron, coquetearon y al despedirnos, se besaron. Al final, él tenía un número telefónico más y yo una nueva razón para odiar sus planes y a las chicas que juegan videojuegos mejor que yo. Aún así, lo prefería a la vez que me obligó a colarme en un table dance; dejé de hablarle por una semana, contando las 72 horas que estuvimos encerrados en esa celda de la Jefatura de Policía.

Así fui siempre con él, así seguía siendo y sabía que, a pesar de todo, así seguiría siendo. Podía hacer cualquier cosa por él aunque siempre me negara lo único que deseaba a cambio. ¿Qué importaba? No lo hacía a propósito, él no tenía ni idea de mis sentimientos. Era mejor así, prefería tenerlo cerca aunque fuera sólo como amigo. Si se enteraba de lo que sentía por él, probablemente lo perdería para siempre.

Esa tarde, tras despedirnos de la chica, Dean me acompañó hasta mi casa para que cumpliera su parte estudiando conmigo. Mi madre lo adoraba, no podía culparla, ¿cómo no adorarlo? Sin embargo, debo decir que lo adoraba porque no tenía ni idea del demonio que era en realidad. Para ella era un ángel bien portado que cuidaba de mí como si yo fuera su propio hermano. Tal vez le ayudaba a extrañar menos a Gabriel, mi hermano fallecido. Y a Dean yo sabía que le ayudaba a sentirse como en una familia otra vez. Él había perdido a sus padres, su hermano Sam vivía con sus abuelos paternos, pero lo triste aquí era que ellos no quisieron hacerse cargo de la "manzana podrida" de la familia. Así que ellos, Sam y Dean, no se habían visto en años. Dean vivía con un viejo amigo de su padre, Bobby, quien siempre había sido un hombre solitario y dedicado a la bebida. Desde que aceptó hacerse cargo de Dean había cambiado mucho y algunas veces incluso me invitaba a comer con ellos, (básicamente chatarra y alguna cerveza con la condición de no contárselo a mis padres). Es un buen sujeto y sé que quiere mucho a Dean. Fue gracias a él que mi madre jamás se enteró del asunto del table dance.

Besos OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora