Capítulo 11 -En el Impala-

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Cuando lo vi aparecer en el salón de música, el corazón me dio un salto de la emoción. Le sonreí discretamente mientras Michael daba una breve reseña de la vida de Camille Saint-Saëns, el compositor cuya obra íbamos a interpretar. Dean me correspondió con un guiño que me hizo sonrojar, no necesité nada más para olvidar los nervios e iniciar el recital. Disfruté mucho el momento, porque habíamos trabajado duro en ello y porque me gustaba tocar el piano, de verdad lo amaba. Sin embargo, creo que la principal razón por la que disfruté tanto, fue porque sabía que Dean estaba ahí. Él lo había prometido y lo había cumplido, no podía estar más feliz y agradecido. Al final, los aplausos llegaron como aguacero sobre Michael y sobre mí, les había gustado mucho nuestra interpretación y el profesor estaba fascinado.

Me vi rodeado de chicos y chicas que me felicitaban a mi y a Michael. Estaban muy interesados en saber dónde había aprendido a tocar y otras cosas por el estilo. Traté de responder a todos, hasta que el mismo profesor fue quien tomó la palabra y nos dio su veredicto: Michael había aprobado de manera magistral. A mí me dijo que tenía un gran talento, que lo explotara al máximo.

Michael me dedicó una sonrisa y me agradeció. Después me di la vuelta para ir con Dean pero él ya no estaba ahí.

-Lo vi retirarse hace unos minutos -me dijo Michael.

Salí corriendo del salón, buscándolo.

-Aquí estoy, Paganini.

Me reí de su error, pero no con burla, sino con indulgencia.

-Paganini era violinista, Dean -le dije, riendo.

-Bueno, como sea -dijo, desviando la mirada con desdén -Felicidades.

-El logro no fue mío -respondí con timidez.

-Yo vine a escucharte exclusivamente a ti.

-Gracias.

Justo en eso, salieron en tropel los chicos y chicas del salón, con Michael entre ellos. Al ver a Dean, Michael hizo una mueca de desprecio pero de inmediato me miró a mí y, sonriendo, me dijo:

-Los chicos y yo vamos a ir por unas cervezas. ¿Nos acompañas?

-¿Cervezas? -inquirió Dean con desconfianza.

-Así es, no eres el único que puede esconder alcohol en su casa -dijo Michael.

-Basta ya -le dije de mal humor- No iré.

-¡Oh, por favor ven! -insistió una chica- Tenemos proyectos en mente, sería de lujo que pudieras estar con nosotros.

Estaba buscando algún pretexto pero entonces Dean habló por mí:

-Claro que irá.

-Dean...

-Ve -murmuró sólo para mí- Diviértete un poco, te lo mereces.

-De acuerdo.

-¿Puedes pasar más tarde por mi casa? Hay algo que tengo que decirte.

-Claro.

Se alejó lentamente por el pasillo. Me quedé como en un sopor, contemplando su silueta alejándose. Michael se acercó a mí y me dijo:

-Parece que Dean sí tiene algo que decirte, después de todo.

-¿Estabas escuchando? -pregunté, molesto.

-Tal vez por fin va a revelarte a quién llevará al baile de graduación.

-¿A qué te refieres?

-No te preocupes, ten en mente nuestro acuerdo. ¿Nos vamos ya?

***

Besos OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora