—Y no le pediré a alguien que no confía en mí que lo sea. No se lo pediré a alguien que prefiere confiar en otros que en su propio novio. No quiero volver contigo después de lo que sucedió. —Su tono de voz iba en aumento con cada palabra pronunciada.

A pesar de mi temor, di un paso hacia él, pero, contrario a lo que quería, su actitud solo fue de rechazo hacia mi cercanía.

—Alan...

—¿Por qué no mejor te vas con el que te hizo olvidar? ¿Eh? Porque ¿Ves esto? —preguntó, tomando mi muñeca solo para poner frente a mí mis dedos libres de alianzas—. Eso significa que eres libre, ¿así que por qué no disfrutas de tu grandiosa libertad y me dejas hacerlo a mí? O qué esperas ¿Qué crea que de verdad vas a estar conmigo siempre? ¿Qué confiaras en mí por el resto de mis malditos días? No lo creo, Abril. Ya cumpliste lo que dijiste: me terminaste al no recibir algo que, como ya te había dicho, no media mi amor por ti... aunque al parecer el tuyo sí.

Las lágrimas asomaron mis ojos.

—Alan, no podemos estar separados, tú...

—¡Yo sólo necesito tu cuerpo una puta hora para vivir! —gritó—, y si lo que tanto te preocupa es darle tu cuerpo a la persona que supuestamente era el único que lo iba a tocar cuando ya no son nada puedes decirle a tu amado vampiro que te convierta. ¿Acaso él no es el verdadero amor que conociste al haber pasado por una gran decepción? Ya estarías muerta, no existiría el lazo conmigo. ¡Vivirías feliz! Sin estar al lado de la persona que tanto te hizo sufrir sin haberte dicho una puta mentira, porque te recuerdo que no fui yo quien te mintió. Pero claro, en esos malditos ocho meses no te demostré lo suficiente lo que sentía por ti como para que a la primera tu fueras con otro.

»Si tanto te preocupas por lo que pueda sucederme entonces ¡Dile! De seguro el bastardo te haría el favor; o puedes dejarme usarte, total es sólo una hora por dos malditos meses. —Sollocé por sus duras e hirientes palabras.

—Alan, me estás lastimando.

—¡Me vale mierda si lo hago o no! —Retrocedí el paso que había dado con anterioridad—. Te lo dije, Abril. Te dije que me enojaría mucho si volvías a insinuar que no te amaba, y tú, sin pensarlo, lo volviste a hacer, lastimándome —dijo, su voz quebrándose. Alejó sus ojos de los míos, con una mueca herida y enojada a la vez—, y sin preguntar ni una maldita cosa que podía ser muy obvia a la vista. Si no te importó a ti lastimarme, ¿por qué debería importarme a mí? —dejó de hablar por un segundo. Mi garganta estaba cerrada como para emitir alguna palabra. Se talló los ojos con los dedos—. Te conté mi vida entera, te conté de Ixchel y de las chicas con las que estuve antes, Evoleth no entra ahí porque era como un maldito juego de niños, y tú como una... estúpida, le creíste a la persona que menos sincera iba a ser. Te dije que me sentía mal y sólo fuiste capaz de decir que era estrés. Había una y mil pistas que te decían que algo mal iba a suceder, pero cuando todo sucedió, tú sólo te fuiste de la mano con otro.

»Estoy decepcionando, enojado, y cansado de todo, pero tampoco puedo disculparme si ya no quiero tener nada contigo.

—Alan, de verdad lo siento mucho, pero tus palabras...

—Te están haciendo daño. —Por la manera en la que lo dijo supe que se burlaba—. Entiende, Abril, que esta vez no daré mi brazo a torcer cuando ni siquiera soy yo el que está mal. Entiende que no te besaré como siempre hago, no me acostaré o lo que sea contigo sólo porque te sientes mal y quieres reparar todo en un solo chasquido de dedos. Estoy cansado de ser el que perdona a los cinco minutos, cansado de ser el que tiene que rogar por días, el que lleva flores, chocolates y más cosas para que me perdonen por una estupidez. Estoy simple y completamente, cansado de la relación que teníamos. Sácate de la cabeza que somos novios, porque no lo somos.

—Nos íbamos a...

—¿Casar? Siempre pusiste trabas y excusas, me devolviste el anillo y doy gracias al cielo porque lo hayas hecho. No quiero y no me casaré contigo, no ahora, porque de verdad me cansé de ti y todas tus broncas.

Tomó sus muletas y salió de la habitación, dejándome allí sola, con el corazón latiendo a mil, pero en millones de pedazos. Las lágrimas habían dejado de salir, pero se mantenían fuera, esperando rodar mis mejillas.

Alguien tocó la puerta antes de que escuchara la puerta abrirse de nuevo. Me sequé el rastro de agua que seguía en mi rostro para poder girar a ver quién había llegado sin que se notaran las ganas

—¿Qué sucedió? Vi a Alan salir de aquí y supuse que las cosas no terminaron bien. —Chalotte me abrazó sin que yo se lo pidiera. Las lágrimas que estaban en espera se regaron de una manera impresionante por mis mejillas, acompañadas de sollozos.

—Arruiné todo con tu hermano, Lotty.


*

¡Lo siento! Dije que iba a actualizar ayer de nuevo, pero me quedé dormida y luego me levanté con dolor de cabeza, así que dejé el capítulo para escribirlo hoy. Afortunadamente sí pude terminarlo y aquí ya lo tienen.

Este capítulo siempre me deja el corazón triste ¿Qué tal a ustedes?

La verdad es que la relación de estos dos ha tenido mejores momentos.

En fin, espero que de igual manera les haya gustado. No diré que actualizaré más tarde otro capítulo, pero quisiera hacerlo. Se va acabando la historia para este libro, nos vamos acercando al final.

¡Nos vemos luego! 

Lunas escarlataWhere stories live. Discover now