7. Sorpresa

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Durante todos esos años de soledad y tristeza mi vida empeoró, estuve tomando terapias para "superar la homosexualidad", pensé que nadie se prestaría para ese tipo de cosas, pero el mundo se mueve alrededor del dinero, solo fue que mis padres se lo mostraran a mi psicólogo y de repente la homosexualidad se convirtió en una enfermedad.

Esperando obtener liberarme de las terapias fingí progreso hasta estar "curado", sin embargo nada de eso fue suficiente, mi psicólogo siguió por mucho tiempo con mi tratamiento con la excusa de que era para evitar cualquier recaída.

Las cosas en mi hogar también cambiaron demasiado, mis padres eran muy diferentes conmigo, y debido a mi condición sexual, empezaron a acercarse más a Dios y me obligaron a acercarme a mí también, yo no tenía problema, yo creía en él, pero mis padres me obligaban a ir a misa cada domingo, a leer la biblia y a reflexionar acerca de la vida que estaba llevando.

Y como si todo eso fuera poco, me obligaron a cortarme a mi cabello, dijeron que necesitaba verme masculino, eso me dolió demasiado, porque mi cabello para mi significaba mucho, era como un símbolo de libertad, de distinguirme entre las personas que me rodeaban.

Recuerdo que cuando estaba en la peluquería las lágrimas se me salieron, ví como mi libertad se estaba yendo poco a poco, dándole paso a un infierno de vida, lleno de limitaciones, reglas y complacer a mis padres.

Todo cariño que les tenía desapareció, yo no sentía nada por ellos, no tenía razones para quererlos o amarlos cuando ni siquiera podían aceptarme como era, solo se mostraban felices conmigo porque yo cedí ante sus intentos de cambiarme y moldearme a su gusto.

Pero a final de cuentas, todo lo hice por William, necesitaba a mis padres para que cuando terminara la escuela me costearan una universidad en New York, donde finalmente podría estar al lado de él, y esta vez nada ni nadie podría separarnos.

Lo extrañaba tanto que no dejaba de pensarlo, desde que me despertaba temprano, hasta que tomaba mis pastillas para dormir en la noche.

Sentía un profundo vacío en el corazón, mi vida sin él estaba incompleta.
Mis compañeros de clases al verme con un corte de cabello "digno de un niño" empezaron a abrirse hacía mí, ya no me insultaban, ni me ignoraban, ahora era yo quien los ignoraba a ellos, en mis planes no estaba hacer amigos que se acercaban a mi porque ahora si era "normal" cuando siempre lo fui, yo solamente tenía gustos diferentes.

Los padres de William se mudaron, nunca los volví a ver, no sabía si seguían en la ciudad o se mudaron a otra, en realidad me preocupaba mucho eso, ellos eran quienes me hacían sentir cerca de mi chico, ahora que no estaban, era como si nada me conectara a su actual vida, tenía a Willy, pero él no me conducía a su antiguo dueño.

Como no tenía amigos tampoco tenía redes sociales, pero empecé a usarlas solo para ver si podía encontrar a William, necesitaba saber de él, que me diera unas palabras de aliento para poder tener más fuerza para aguantar el infierno en el que vivía, así fuera a distancia... pero nunca lo encontré.

A unos meses antes de terminar la escuela, viajé a New York con mis padres para presentarme a la universidad y buscarme un hogar, aunque deseaba con toda mi alma comunicarme con William, preferí no hacerlo, si mis padres se enteraban que él vivía en esa ciudad podrían retractarse de dejarme estudiar ahí.

Una vez me aceptaron en la universidad, y me gradué de la escuela, empecé a buscar a William desesperadamente, quería verlo si era posible el mismo día que llegara a New York, pero de nuevo no encontraba nada en las redes sociales.

Un día antes de viajar, mis esperanzas estaban a punto de desvanecer, no encontraba ni rastro de él, empecé a hacerme ideas que me hicieron tener escalofríos, ¿podría estar muerto? Debía investigar aún más.

Mi Antiguo VecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora