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James: Peque, ¿estás bien?

James: Juro que oír tus sollozos me parte el alma, ¿qué tienes?

James: ¿Necesitas que vaya a verte?

Suspiré, dejando el móvil sobre la mesa de noche y continué acostado sobre mi cama con mi tarea de mirar al techo.

Maddison había estado lloriqueando dos noches enteras sin parar, no había salido del cuarto de mi hermana ni para ir a la escuela,  supongo que ya le habían levantado la suspensión pero aun así no concurrió.

Volteé al oír la puerta abrirse, y a los segundos una Jordyn totalmente frustrada estaba encima mío intentando golpearme.

—¿Qué haces? ¡Jordyn! —le grité, tratando de frenarla por los codos, pero fue en vano.

Me empujó haciendo que caiga al suelo ya que estaba al borde de la cama, y me dedicó una mirada de odio potente y fugaz. 
Sus manos fueron directo a la mesa de noche donde sacó algo, mientras yo me sobaba la nuca que me dolía por la caída.

Centré la vista en el suelo, ya que había oído un ruido y ahí, se encontraba mi móvil hecho millones de pedacitos, tapa fuera, batería fuera, y ni hablar de la pantalla.
Y para rematar, lo pateó.

—Nunca más, vuelvas a hablarle a mi mejor amiga. —me miró mal, y luego observó todo mi cuarto. Se detuvo en mi escritorio y sin más con su mano barrió todo lo que había sobre él lanzándolo al suelo—. Eres de lo peor, James.

Y salió de mi cuarto, dando un portazo que se debió haber escuchado hasta en lo de los padres adoptivos de mi novia.

WhatsApp, MSB [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora