2. Capítulo 15: Movens (1ª Parte)

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Caí de rodillas sobre la tierra, desesperada.

Lo único que podía ver eran alas, picos y ojos.

Sentí como si estuviera viviendo la misma situación dos veces, solo que nada de lo que veía me había sucedido aquella vez en las pruebas élficas. Pero las imágenes en mi cabeza eran tan nítidas...

Cerraba y abría los ojos incontables veces, y el mundo se transformaba cada vez que lo hacía. Un parpadeo, todo estaba tranquilo como el río sereno, otro parpadeo, el aire impregnado de polvo y sangre seca se le pegaba a la piel y los cuervos, que cada vez eran más, le arrancaban la piel a mordiscos. Dejó de gritar cuando sintió que sus cuerdas vocales se rasgaban...

Kim.

Una visión de mi madre luchando contra esas bestias, que ahora intentaban hacerme lo mismo que hicieron con ella, hizo que mi corazón latiera más de prisa. Fue abrumadora la forma en que las escenas se cruzaron en mi mente y me imposibilitaron a discernir sobre la realidad.

Me quedé quieta y abatida. Mis ojos, o lo que quedaba de ellos, se cerraban despacio. Por unos instantes no sentí dolor alguno, y luego unas manos gruesas tomaron mis magullados hombros y sacudieron mi débil cuerpo repetidas veces.

—¡Ilora, responde! ¡Ilora, por favor, abre los malditos ojos, merde! —La voz de Castiel fue todo lo que necesité para regresar en mí.

Su rostro preocupado estaba cerca del mío, sujetando mi cuerpo agotado. Su cabello estaba creciendo muy rápido, unos rizos rebeldes me hacían cosquillas en la frente.

—Por el amor de Artemisa, pensé que te había perdido —dijo el elfo más tranquilo.

Logré sentarme sobre mis pies y llevé ambas manos a mi cabeza. Mis labios se fruncieron con terror ante lo que estaba a punto de sentir, pero lo que las palmas de mis manos tocaron era mi cabello enmarañado y sucio.

—Los cuervos, estaban sobre mí y... y... arrancaron mi piel y... —las palabras salían atropelladas de mi boca. Mi cuerpo temblaba levemente, por lo que traté de tranquilizarme—. Haliee... Haliee estaba herida...

—No hubo nada, Ilora. En realidad, solo la primera bandada fue real y atacaron a Haliee, pues fue la más cercana. Nadie se nos acercó —explicó mi amigo, sosteniendo mis brazos.

—¿Haliee está bien? —cuestioné consternada por lo que sea que hubiera sucedido.

—Tranquila Ilora, aquí estoy —escuché la voz de mi amiga detrás de mí, así que prácticamente salté del agarre del elfo y gateé hasta ella.

Hallie estaba apoyada contra un árbol, con sus piernas estiradas y los ojos cerrados. La capucha que la cubría, como era de esperarse, no había hecho mucho protegiendo sus piernas y ahora las mismas estaban llenas de cortes. Eran muchas heridas superficiales y algunas que no se veían muy agradables, pero tal parecía que ella ya hacía algo por recuperarse, pues aplicaba un extraño ungüento sobre su piel, que supuse aceleraría la curación.

Haliee, a diferencia de mí, sí tenía heridas, pero eso no cuadraba con los graznidos que escuché tan cercanos.

Me sentía a la deriva y totalmente confundida.

—¿En dónde escondes tus extrañas cremas, hechicera? —dijo Castiel con un atisbo de sonrisa.

—Ya quisieras saber eso —replicó ella, haciendo una mueca de dolor y abriendo los ojos. Reparó en mí por un segundo y entonces forzó una sonrisa. Supuse que tendría que haberme visto demasiado aterrada si creyó necesario reconfortarme—. En serio, Ilora, no ocurrió nada. Hubo un par de cuervos haciendo desastres en mis piernas y luego tú gritaste y todos escaparon. Fue raro, porque tú parecías estar siendo atacada, mientras Castiel intentaba liberarme.

CDU 3 - La elección de Cassiodora [BORRADOR COMPLETO]Where stories live. Discover now