En el que Marinette no está soñando

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Marinette había insistido varias veces a Alya para que volvieran a casa a hacer los deberes, porque era evidente que Ladybug estaría ocupada y no andaría por allí. Su amiga se negaba en redondo.

—¿¡Y si ha sido Lila, Marinette!? ¡Tenemos que saber a qué atenernos! —decía la chica de las gafas.

—¿Por qué haría Lila algo así? Seguro que no es...

—¿Por qué te fías de ella? Te digo yo que no es trigo limpio.

—Alya, ¿no crees que estás siendo un poco cruel? Todo el mundo merece una segunda oportunidad —sentenció Marinette con ojos tristes.

Alya iba a replicarle, pero se quedó callada. Resopló largamente, y se dejó caer en los escalones de la plaza.

—Supongo que tienes razón... ¡Pero seguimos necesitando saber quién era la chica que te suplantaba!

Un golpe seco al lado de Marinette, que la asustó como para dar un bote y agacharse extendiendo los brazos.

—¿Necesitáis ayuda de un superhéroe valiente y poderoso? Dicho y hecho, mesdemoiselles. —Chat Noir hizo una reverencia socarrona y sonrió a las chicas.

—¡Chat Noir! Sí que nos haces falta. ¿Quién era la chica akumatizada que se hizo pasar por Marinette? ¿Era Lila? —preguntó Alya a toda prisa bajo la mirada disconforme de su amiga.

Chat Noir observó por un momento a Marinette y dijo—: No, no era Lila. Era una chica más o menos así de alta, con el pelo por los hombros castaño, y vestía de azul.

La de las gafas emitió un gruñido de queja al descubrir que no había sido Lila, revisando algo en su móvil, y Marinette se sorprendió con la descripción, porque no tenía ni idea de quién podía ser. Chat se acercó a ella y le habló en voz baja.

—¿Es que no te acuerdas de cuando la vimos? —dijo confidencialmente con tono alarmado. Marinette apretó los dientes en una expresión apurada.

—¿La vimos...? ¡Ah...! Pues se me había pasado por completo —dijo, riendo nerviosamente. Si Chat Noir descubría que Marinette también había perdido la memoria, igual que Ladybug, serían demasiadas coincidencias seguidas. Lamentablemente para ella, su evasiva no le había convencido en absoluto.

—Nada, no encuentro a nadie que se le parezca en redes sociales —dijo Alya de pronto, llamando la atención de los dos—. ¿No supisteis nada más después de purificar el akuma y todo eso? ¿El por qué lo hacía y por qué a Marinette?

Chat Noir y Marinette tragaron saliva. Él no estaba seguro de que fuera buena idea alarmar a Alya diciéndole que no hubo akuma que purificar, que la chica se desvaneció o que Ladybug no recordaba nada, y Marinette estaba perdida en un mar de interrogantes con todas las lagunas de su memoria.

—¿No será que... no tenía akuma? —dijo Alya. Chat se quedó pasmado ante su predicción—. Como el villano de la última vez que arrebataba la voz. Desapareció de la nada.

El muchacho meditó unos segundos, pero terminó por asentir.

—¡Lo sabía! ¿Entonces? ¿No se sabe dónde está?

Esta vez negó con la cabeza.

—Estamos investigándolo... —dijo él, intentando sonar convencido. Lo cierto era que no había por dónde empezar a estudiar la situación. Ninguna prueba; ningún hilo del que tirar.

—Ya se solucionará. ¡Seguro que aparece pronto! A lo mejor se asustó porque había causado muchos problemas, y está escondida —dijo Marinette, sacudiendo a su amiga por el hombro—. Gracias por preocuparte tanto, Alya.

🐞 MLB: La venganza de VolpinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora