Asentí. Sin decir más me lancé escaleras arriba para buscar todo lo necesario. Todo lo que se me había pasado buscar por estar, como dice ella, alterada.

América ya me esperaba fuera cuando bajé. Ambas hicimos el camino en completo silencio. Suponía que me estaba dando mi tiempo, lo agradecía porque tenía de mi cabeza un nido de pájaros.

Y en el camino, el miedo terminó por entrarme más. Escuché una vez que las embarazadas soñaban con sus hijos sin saberlo aún... yo había tenido este sueño. ¿Contaba como parte de esa teoría?

Decidí por llamar a Braham. Por alguna razón no vi conveniente llamar a Alice, con la cual ni siquiera había hablado por fuera del instituto.

Mis ojos estaban ya secos, mi hermana decidió poner un poco de música suave para relajar un poco el ambiente, pero, siendo sincera, no presté atención a esto.

Braham no contestó en ninguna de mis llamadas. Me sentí peor por eso.

Gracias al tamaño del pueblo era fácil encontrar una clínica u hospital. Siempre íbamos a una, así que cuando América aparcó el auto en el casi solitario estacionamiento, intenté bajarme en cuanto las llantas frenaron, pero ella lo impidió.

—Es poco común que una prueba de un falso positivo, así que estaré aquí en cualquier momento para ti ¿Bien? —Abrí la puerta, poniendo un pie fuera. Mordí mi labio con fuerza.

—Siempre hay una excepción a la regla.

La clínica, como todas las demás, era fría y tenía este particular olor a desinfectante.

Caminamos hasta el recibidor, o como quiera que se llame ese lugar. Nos encargamos de dar todos los datos luego de pedir la prueba.

No sentí casi el pinchón de la aguja. Estaba en otro mundo, aunque sí noté cómo la sangre llenaba el frasquito. Al terminar, la enfermera lo movió antes de ponerlo en su lugar, limpiarme la sangre y poner una vendita ahí, en donde la aguja había pinchado.

Pronto me vi sentada con América en las sillas de la sala de espera. Todavía estábamos en silencio.

Estaba nerviosa, el resultado se demoraría entre media y dos horas. Algo rápido, lo que agradecía demasiado.

En todo el tiempo de espera me dediqué a tratar de llamar a Braham sin ningún resultado.

—Abril, es hora. Unos golpecitos me sacaron de mi ensimismamiento. América estaba con un sobre en sus manos. Lo miré con nerviosismo, retorciendo mis dedos.

—¿Podemos salir antes? —pregunté llevándome una mano al vientre cuando sentí el vació por los nervios.

—Vamos.

Al salir y respirar mejor, tomé el sobre entre mis manos, rompiendo un poco antes de tomar un nuevo respiro.

Lo abrí y mis ojos repasaron todo el contenido del sobre hasta dar con la parte que me interesaba: Prueba de embarazo y, a su lado, el resultado.

Cerré los ojos con fuerza llevando de nuevo mis manos a mi vientre.

Respiré profundo, varias veces seguidas.

—Te lo dije. —América arrebató el papel de mis manos—. Ahora estoy confundida.

— Bueno, yo también. ¿No se supone que esas cosas no fallan cuando es positivo? —Reí.

—Te lo dije, Mer. Si hubiera un bebé dentro de mí lo sabría. Te lo dije. —Miré de nuevo el resultado.

Prueba de embarazo en sangre: negativo.

Lunas escarlataWhere stories live. Discover now