Capítulo 10

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Saque el teléfono de mi cartera y me di cuenta que tenía cinco llamadas perdidas, preferí apagarlo. El chofer llego a su destino, saque dinero y le pague. Baje y vi casas con la forma tan común de aquí. Lo cerros atrás adornando todo. Suiza es una de las ciudades más hermosas agradezco haber nacido aquí. Así como es hermosa también esconde tantas cosas.

Sigo caminando sin rumbo fijo, no me quedaría encerrada en una cafetería. Todo el mundo piensa que cambie, todos piensan que ando de loca por la vida. Solo que tome una mala decisión y todo se cayó cuando le preste atención a ese maldito...no sé cómo decirle a alguien que solo jugo conmigo. Miro las vitrinas de las tiendas. La gente es muy linda por aquí. Creo que nadie jamás de mi familia en estos años se ha dado cuenta de eso. Solo es la fundación, la empresa de Peter y el renombre de ser una Miller.

Me gusta pasar desapercibida, en Washington no se pierden ningún chisme de nosotros. Peter ha salido en varias revistas con su familia. Matt se pasa viajando y a Heather la contratan para salvar a varias niñas.

Me quedo parada observando todo. En ese minuto pasa un idiota y choca mi brazo botando mi cartera.

-¡¿Eres idiota o qué?!- le digo enojada. Miro hacia adelante y hay dos hombres mirándome, uno se ve muy serio y el otro me mira fijamente.

-Disculpe señorita- me dice el primero. Levanto una ceja.

-Para la otra anda mirando tu camino- le digo para seguir mi camino.

-Perdonaci- (Perdona) quedo mirando al no segundo pero sin entender lo que dijo -Pero tú fuiste la que paraste de repente- levanto una ceja enojada.

-No sé quién eres tú y por lo que veo no eres de por aquí, aquí la gente hace lo que le dé la gana y no tiene que andarle avisando a los demás lo que va hacer- me muestra una sonrisa de lado, cruza sus manos y me doy cuenta que las tiene llena de tatuajes. Miro a su cuello y también, no me quiero imaginar de su cuerpo.

-Entonces perdone usted- me dice serio y se va sin decir nada.

*

La noche ya había caído, al final me pase toda la tarde en una cafetería del centro. Me llamo una amiga y decidimos irnos a divertir. Me llevo a un lugar que jamás había ido. Me paso una identificación falsa. Entramos y todos ya estaban bebiendo.

Se veían personas de unos veinticinco o un poco más quizás. Nos sentamos en una mesa. Mire a todos lados, realmente no estoy cómoda. Llego un hombre al lado de mi amiga y se besaron, ahí entendí porque estamos aquí.

-Tengo un amigo que puede entretener a tu amiguita-

-No necesito entretención de nadie- le digo parándome para largarme. Pero llega otro y me agarra de la cintura y me acerca a él. -Déjame- Diana me intento ayudar pero al tipo que estaba besando la abrazo y no dejo que me ayudara ella comenzó a gritar. El que me tenía agarrada de acercaba cada vez a mí, Pero de verdad ya estaba cansada para pelear. Solo cerré mis ojos.

-Déjala- escucho decir a otro, el tipo comenzó a reír -Te dije que la dejaras- no quería abrir mis ojos sé que era otro que me haría cosas peores, esto me lo busque yo sola -Fiamma e golpéalo- (Sacalo y golpealo) reconocí esa voz abrí mis ojos de inmediato y esa mirada oscura me miraba fijamente. Su acompañante me quito al tipo y mientras lo golpeaba el que hablo me tomo de la mano y me saco de ahí, toda la gente se corría solo por verlo venir. Yo no entendía nada. Solo lo seguí. Salimos y me llevo a un auto. Es una camioneta gigante y negra, me abre la puerta del copiloto y subo, la cierra, camina tranquilamente hasta ganarse en el asiento del chofer, saca las llaves y la enciende, se pone el cinturón. Salimos y tomo velocidad. No quería decir nada aún estaba choqueada por todo lo que paso ahí dentro.

-¿Nadie te dijo que ese no es sitio para una chica como tú?- su acento era gracioso, pero sé que si me rio en su cara algo malo pasara.

-Nadie- digo mirando hacia adelante.

-Ponte el cinturón- lo mire pero solo miraba el camino, le hice caso y me acomode en el asiento. -¿Dónde vives?- ¡Yo no podía volver a casa menos hoy!

-No...- titubee, eso jamás me pasaba -No puedo ir a mi casa- Mire mi aspecto y me di cuenta que mi blusa estaba rota. ¡Maldición!

-Está bien- solo dice eso. Seguí en silencio durante todo el camino. Después de un tiempo llegamos a una zona alejada de todo. Me comencé a poner nerviosa. No debí haberme subido, lo mire, se dio cuenta -Tranquila mi casa está más allá- tome aire. Una gran mansión se ve al final del camino, nadie se imaginaria que existe este tipo de construcciones al lado de los Alpes.

-Es hermosa- lo miro y tiene una sonrisa en sus labios -Soy Emma- le digo nerviosa.

-Stefano- dice deteniéndose frente a unos grandes portones dorados.




El poder de la Debilidad #NFUE-3/4Where stories live. Discover now