-Por supuesto, ¿en dónde más? -suena a la defensiva.

-¿Por qué no avisaste que no vendrías?

-¿Desde cuándo es mi interrogatorio?

-Solo responde -espeto tratando de mantener mi cordura.

-Daniel, estoy bien ¿si? -empieza a molestarse- olvidé hacerlo, tenía mucho de no ver a mi familia y les dediqué toda mi atención.

Intento mantener el control para no tener una desagradable discusión ruidosa.

-Estuve tratando de localizarte como un loco todo el día y nunca contestaste -me siento desesperado-.Incluso mi equipo de seguridad iniciaría a rastrear tu celular de no ser porque es ése instante me llamaste.

-Daniel, no hay necesidad. Ya estoy aquí -dice con calma-. Estabas muy ocupado y ésta semana no me has prestado atención así que pensé que ni siquiera notarías mi ausencia -se encoge de hombros y ver sus ojos con lagrimas me parte el alma.

-¿Tu creíste que no notaría tu ausencia? -me parece casi ridículo que piense eso.

-No -espeta.

-¿Pero es que acaso eres una cabeza hueca? -estoy perdiendo el control pero en este punto realmente tengo tanto que liberar que siento que sino voy a terminar explotando- ¿Cuántas veces tengo que repetirte que nunca te voy a dejar ir? ¿Cuántas veces necesito repetirte que te quiero y que te quiero lo más cerca que me sea posible? -empiezo con mi risa nerviosa.

-Todas las que sean necesarias -murmura-, para que incluso tu las recuerdes.

¿De qué demonios me está hablando? ¿Qué quiere decir con eso?

-¿De qué estás hablando?

-No puedo trabajar más para ti.

-¿Es una broma? -tiene que ser una maldita broma.

-No, no la es. Mañana por la mañana enviaré mi solicitud de renuncia.

De verdad que no es una broma y no sé ni qué hacer. Mi cerebro empieza a maquinar rápidamente para poder buscar una solución, una forma de detenerla pero fracasa, estoy completamente en blanco y mi respiración comienza a agitarse como la de un niño cuando está a punto de romper a llorar.

-Tal vez te estás preguntando la razón de mi acción -se endereza y me mira fijamente-. No me siento cómoda, Samantha me va a volver loca y a ti no parece importarte. No acepté ser tu novia para que pudieras tener sexo en las noches y ocasionalmente en tu oficina, acepté ser tu novia porque quería algo mejor para mi. Quería tener a alguien a mi lado que me cuidara y me mimara, y lo habías hecho bien... hasta ahora.

No puedo ni hablar, mi garganta está seca y me arde.

-No se por que tu actitud cambió tan radicalmente en menos de una semana. Tal vez es sólo estrés por el trabajo y tu nuevo proyecto y eso, o tal vez es que ya te aburriste de mi y aún no sabes cómo decírmelo -una lagrima se escapa de sus ojos-. Sólo espero que puedas meditar en lo que te he dicho. No quiero herirte, pero tampoco quiero herirme yo.

Oh nena, si supieras que acabas de quebrar hasta la última fibra de mi ser tal vez desearías no haber dicho nada de todo eso.

La veo ponerse de pie y dirigirse hacia nuestra habitación.

No se qué hacer y no estoy muy seguro de qué decir o de cómo tomar toda esta situación, por un lado estoy con un enorme proyecto en el que me encuentro solo en el barco, tratando de mantenerlo a flote para poder llegar a tierra firme, pero por otro lado estoy con una chica que se encargó de meterse en mi vida y en mi cabeza y ahora sólo rompe mi corazón y me deja solo en un barco que naufraga muy lenta y dolorosamente.

DanielWhere stories live. Discover now