El inicio

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-¡Rápido! ¡Traigan a Kirkland!- Ordenaba uno de los policías que estaba al mando del operativo de rescate. Los demás policías se preparaban para disparar, en caso de emergencia, apuntando directamente hacia adentro del banco en el que los ladrones mantenían a varios renes.

-¡Jefe! Hemos traído a el Señor Kirkland- El que se hacía llamar jefe, un hombre alemán con el cabello rubio y peinado hacia atrás, de ojos azules y expresión firme, volteo a su espalda, para posterior mente suspirar de alivio al ver a un oficial italiano y otro oficial japonés, acompañados de un hombre rubio, de ojos verdes y expresión molesta. - Ya era hora de que llegaras Kirkland

-¡Cállate Beilschmidt! Que yo no tengo nada que ver aquí, no soy parte de negociaciones, yo solo investigo casos. ¿Qué mierda crees que pinto aquí? - Cuestiono el pelirrubio, bastante molesto, a decir verdad.

-Necesitamos tu ayuda, puede que no seas de negociación, pero si puedes infiltrarte e investigar en cubierto por dentro.... Además, es una orden, no estoy preguntándote si quieres entrar o no- Arthur bufo con molestia, él sabía que, si el justo Beilschmidt utilizaba ese tono autoritario con alguien del cuerpo policial, solo podía significar una cosa: No tenía más opciones y estaba desesperado. Y que ese hombre se desesperara hasta el punto de obligarlo a ÉL a entrar en ese lugar en cubierto no podía significar nada bueno.

-Bien, dime los detalles- Contesto derrotado. El oficial Beilschmidt lo puso al día, contándole que unos ladrones habían asaltado el banco, y que personas que escucharon unos disparos desde afuera del banco, habían contactado con ellos. Le había dicho también que el entraría como un médico, y que llevarían una que otra cosa que habían pedido esos sujetos. Le había ordenado que por nada del mundo se hiciera el valiente, que si le decían salta, el saltara, que si le decían rueda, el rodara, que hiciera todo lo posible por no poner en riesgo la vida de las personas involucradas. El, para su mala o buena suerte, tenía un poco de conocimientos médicos, todo lo normal que se debía de aprender para poder ayudar a cualquier oficial herido mientras lo atendía una ambulancia, entre lo básico que era desinfectar una herida y colocar vendas. - Déjame ver si entendí... ¿En conclusión necesitas que yo valla a ya dentro, y ponga mi vida en riesgo, para que tú puedas ver si es apto entrar por la fuerza? - Cuestiono molesto.

-Técnicamente sí, pero yo me refería más bien a que entraras a ayudar a quien lo necesite, y te cercioraras que todos estén bien. Necesito un hombre de confianza que sepa guardar la calma y que sea eficaz al indicarnos el momento preciso para entrar. - Los presentes se quedaron callados, esperando una respuesta de Kirkland, quien solo miraba la entrada del banco. - Sabes que realmente no tengo el poder sobre ti para mandarte a ese lugar y arriesgar tu vida en el proceso, es decisión tuya hacerlo. ¿Lo harás? - Arthur bufo.

-Bien, lo haré, pero si algo malo me pasa, tú serás el que tendrá que decirles a mis padres porque entre ahí

-Ten por seguro que nada saldrá mal.... O eso espero-

De policías y ladrones. Hetalia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora