Prefacio

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Llega un momento en la vida que te rompes. No sabes còmo, a veces tampoco te percatas del porquè... Solo te rompes. Y duele tanto que buscas cualquier cosa para olvidarlo. Tù decides còmo, sobre ello la gente te llama "cobarde" o "admirable". A mi no me importa mucho... O eso aparento. Prefiero estar en compañìa de todos aunque no hable y solo rìa de sus ocurrencias, tampoco sè del porquè me respetan, nunca se meten conmigo, y si lo hacen siempre hay alguièn que me defienda, no es que yo no lo pueda hacer. Incluso me tienen miedo, me temen. Todos los dìas mientras camino por el campus escucho toda clase de comentarios. La gente nunca para de hablar aunque no diga nada, y tampoco para de oìr aunque no escuche. La gente parece hecha de plàstico, frìo y reluciente plàstico. Plàstico destructible. Plàstico cinìco. Plàstico igual y semejante a los demàs. Plàstico ordinario, sin valor. A veces me siento igual que todo ese plàstico... A veces siento que la corriente me lleva... A veces, muy a veces, caigo en el mismo juego, pero alguièn me rescata. Yo no soy igual que ellos. Soy diferente, ùnico e imposible de sustituir, solo que la gente no lo entiènde, se la pasan viviendo entre tendencias, copiando personalidades sin darse cuenta de que tienen una propia. Tampoco lo habìa entendido completamente hasta que Tetsuya me lo planteò en una de las tantas fiestas en las que hemos coincidido, asumì que tenìa razòn. Le gente siempre es descuidada y no observa a su alrededor, no encuentra las cosas diminutas que las pueden hacer feliz... Y en mi caso, hay momentos en que eso no basta.

Todos vienen a la vida con una misiòn, con un propòsito, yo ya no sè cùal es el mìo. Al principio era hacerme cargo de todos los negocios de la familia Akashi, pero, ¿ahora? Ahora quizàs debìa servir de obrero para esa compañìa que mis propios ancestros habìan forjado. Yo no era digno. Eso fue lo que dijo mi padre, pero nunca entendì porquè. Un dìa solo mis cosas estaban afuera. Lucìa tan asustado en ese entonces... Me sentìa tan vunerable en ese entonces... Y lo ùnico que me daba fuerzas era ese retrato que habìa llevado consigo, y el recuerdo màs feliz y grato de toda mi vida hasta el momento: el retrato de mi madre y ese balòn de baloncesto. Si tenìa esas dos cosas conmigo, podìa enfrentar cualquier cosa, no habìa duda. Tenìa sangre Akashi en mis venas, yo era fuerte sin importar què, aunque mi padre me hubiera corrido, aunque en ese mismo momento no supiera a dònde ir... Aunque toda causa parecìera perdida, la esperanza era lo ultimo que morìa. Y no muriò. Me tendieron la mano, la misma persona que dijo sobre las personas y su falta atenciòn a su alrededor: Kuroko Tetsuya.

Nunca me habìa puesto a pensar en còmo debìa de sobrevivir un universitario que debe trabajar para pagar sus estudios... O mejor dicho, lo pensè, pero nunca tuve esa sensaciòn de estar bajo presiòn todo el tiempo por trabajar y estudiar al mismo tiempo. En la mansiòn habìa tenido tanto cuanto pude y hasta màs, ignorando el esfuerzo que empleaban mis amigos y compañeros para poder seguir asistiendo al campus y completar una carrera. Yo puede haber ido a Amèrica, Europa o a cualquier parte del mundo, pero habìa decidido quedarme y permanecer a lado de todos ellos que eran mis amigos, esos que no eran parte de ese plàstico comùn. Cada uno de ellos me enseñò un mundo que desconocìa debido a las murallas de marmòl de la mansiòn en la que habìa estado recidiendo durante los 19 años de mi vida, casi los 20. Esas paredes me impidieron sentir de verdad lo que es vivir. Las cosas nunca seràn de nosotros sin esfuerzo y tampoco se conseguirìa satisfacciòn. Entendìa porque mis notas jamàs me habìan satisfacido, las cosas materiales, los sirvientes a mis ordenes.... Nada me habìa costado hasta entonces, hasta que Tetsuya me habìa mostrado còmo era que se conseguìan las cosas en "su mundo", un mundo cruel donde solo sobrevive el màs fuerte. Donde siempre gana el plàstico màs sintètico.

Jamàs me habìa planteado lo cruel que eso era, lo dìficil que tambièn eran las vidas de mis amigos. Cada uno con su propia historia, una historia en las que yo era participe y en las cuales jugaba un papel, en algunas màs que en otras, en algunas con mayor huella... còmo las que me dejaban en mi.

Do you have a cigarette?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora