Hiedra Venenosa

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Martes, 02 de diciembre de 2014.

El chillido de la alarma me martiriza la cabeza conforme va subiendo su tono a cada segundo. Se siente como si me cayera de hocico una y otra vez como ayer y esta vez nadie me ayuda a levantarme o me lleva al hospital. JoJoe y Mackey me llamaron anoche unas horas después de que Ryder se fuera pero no respondí, deje que Melissa hablara con ellos y los tranquilizara porque detrás de esos dos sé que estaba Mark y que en cuanto yo contestara esa llamada él querría hablar conmigo y no estoy de humor para él. Supongo que aunque tuviéramos unos buenos días no significa que volviéramos a ser la misma familia feliz que éramos antes sino que simplemente aprendimos a convivir como los adultos maduros que somos (ajá)

Melissa le da dos ligeros golpes a la puerta de mi habitación antes de abrirla y asomar su cabeza rubia por allí, está completamente maquillada, cabello arreglado en ondas a la perfección y hasta aquí me llega el olor a lavanda de su acondicionador, me dedica una mirada de ternura antes de entrar completamente y sentarse en la orilla de mi cama. Mi madre está más que perfecta esta mañana con su traje sastre rosa pastel y los tacones de aguja blancos que tanto le gustan mientras yo estoy aquí cubierta hasta el cuello con mi edredón, el cabello hecho un nudo de pájaros en la almohada y estoy segura que la mitad de mi rostro esta morado con las suturas rojas e inflamadas.

—¿Me veo como una princesa? —pregunto con voz ronca.

—Como una muy golpeada —Se echa a reír—. Tengo que salir de Newport pero tú puedes quedarte en casa todo el día si quieres, tal vez llamar a Jerry para que venga a pasar la noche y de paso te cuide.

Ruedo los ojos.

—Jerry me asfixiaría con una almohada en lugar de cuidarme —le digo—. Iré a Salve, no quiero estar todo el día aquí y estoy segura que con un poco de maquillaje lo morado se irá.

—¿Segura que quieres ir? —frunce el ceño—. Todo el año buscas una excusa para faltar y hoy que estás hecha mole quieres ir.

Me encojo de hombros.

—Soy rara.

—Vaya que lo eres. En fin, tengo que salir corriendo Sky, regreso mañana por la mañana —se levanta de la cama y sale corriendo. Como siempre Melissa La Apurada Eastwood. Aunque no sé si debería seguir llamándola Eastwood tal vez ella ya se presenta con su nombre de soltera Melissa Robbins.

***

Me ajusto el abrigo antes de salir de la calefacción de mi coche y me echo un vistazo en el espejo. Sin duda alguna el maquillaje logró cubrir algo del moretón de mi cara pero lo que sigue molestándome son las suturas rojas y no sé si debo ir a que me las quiten o si se caerán solas, espero que se caigan solas. Me fijo en uno de los compartimentos del auto y definitivamente traigo una bandita, eso debe ayudarme a tapar las asquerosas suturas así que me la coloco con cuidado de no lastimarme más, tomo mi mochila y bajo del coche sin tanto alboroto. Me he tomado el ibuprofeno esta mañana para el dolor y me siento muy bien, dopada, pero bien.
La Sahara está en su lugar designado y el Chevrolet de Jerry le hace compañía mientras que mi bastardo coche está hasta el lado opuesto del estacionamiento. El equipo de rugby está reunido como siempre junto al auto de Bryan y se ríen como los idiotas llenos de esteroides que son, es ahí, en ese momento donde de la nada, de entre todo el grupo de masas musculosas y apestosas sale un sonriente Thorpe vestido solamente con una camiseta blanca de manga larga, unos vaqueros de mezclilla clara rasgados de ambas piernas y los Adidas completamente blancos.

—¿Qué tú nunca tienes frío? —le pregunto sin detenerme cuando llega junto a mí.

—No hace frío cobarde, es solamente un airecito.

Los SpectorWhere stories live. Discover now