—Si, prácticamente le tomaron un mes entero en sanar, pero al menos ya cerraron y solo falta que el tiempo se lleve las cicatrices —dije pensado en el pobre omega.

—Sabes que algunas cicatrices no van a desaparecer verdad —me miró, a mí no me interesaba si se le quitaban pero yo sabía que al verlas el recordaba todo lo que le habían hecho.

—Luego resolvemos eso —dije y de inmediato escuche un ruido, era Aiden saliendo del baño.

—Aiden, Feliz Navidad —dijo Jay desde la cama, no se molestó el acercase porque sabe que a Aiden no le agrada el contacto.

—Ummm Feliz Navidad para ti también—respondió en voz baja.

Luego de eso se sentó en la cama pero lejos de Jay y se quitó la camisa, sus heridas se habían cerrado pero su aspecto todavía era lamentable, sus huesos sobresalían bastante aún y tenía abundantes cicatrices.

—Listo, es hora de ir a abrir los presentes —él se puso su camisa y los tres bajamos a la sala principal, todos ya estaban ahí compartiendo galletas navideñas y deseándose Feliz Navidad los unos a los otros.

—Noah —dijo mi padre llamándome.

—Quédate con Jay —le dije a Aiden, el asintió como un cachorro perdido mientras veía a todos abrazándose.

Fui junto a mi familia y le deseé una Feliz Navidad a mis cuatro abuelos, mis padres y mi hermanita.   Luego de eso regrese con Jayden y Aiden.

—¿Resolviendo asuntos familiares? —preguntó mediante nuestro vínculo cuando llegue.

No sorprendentemente mi madre se está comportando y eso sirve para que nadie trate mal a Aiden—respondí.

Todos nos sentamos en uno de los sofás del living y vimos cómo se fueron repartiendo los presentes hasta que llegaron a Aiden; para quien la sorpresa fue grande al ver que habían once presentes para el.

—La sonrisa en su rostro no tiene precio —escuche la voz de Jay en mi cabeza.

Luego de aquello los tres subimos al cuarto con todos nuestros presentes.

—¿Bien que presente abrirás primero? —pregunté mirando a Aiden cuyos ojos brillaban de solo ver todo aquello, sus primeros presentes navideños en mucho tiempo.

Aiden abrió primero los presentes de mi abuelos, había cosas como tarjetas de regalo de mil dólares, unos tenis de los que él se enamora apenas los vio al punto de que se los puso de inmediato, una pantalla plana, una consola de Play Station; luego estaba el de mi padre, quien le regalo otra tarjeta de regalo pero para vídeo juegos, bueno alguien va a tener con qué pasar el rato.

—Bien ahora abre el el mío —dijo Jayden dándole la caja, Aiden la abrió y se quedó boquiabierto, al igual que yo, madre mía le ha regalado una ballesta, pero que le sucede.

—¿Para que le diste una ballesta? —dicho eso la sonrisa de Aiden desapareció.

—A ver mama, él quería una ballesta para practicar tiro al blanco y yo se la compré; no es de mucho calibre, no se va a hacer daño, lo prometo —dijo mirándome y Aiden asintió.

—Gracias Jay—dijo Aiden en voz baja, pero llena de emoción.

—vale, si es lo que quieres, ahora mejor abre el de Cara —dije dándole la bolsa, había un papel que traía una caja pequeña.

—Guárdalos bien, los necesitarás y una cara guiñiendo —dijo Jayden rindo al ver la caja de condones.

—¡Oh dios! —dije con los ojos como platos.

The Broken Omega (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora