Capítulo 21 - Después de la Tormenta

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"No. Para, Max. No dejaré que te eches la culpa por esto."

Él alcanzó su cara, su pulgar trazando su mejilla hinchada. "¿Cómo no me puedo culpar?" preguntó.

"Max," ella dijo agarrando su mano. "Me salvaste en más maneras de lo que te imaginas. Eso es todo lo que quiero escuchar."

Él exhaló y apartó la vista de ella, probablemente no creyéndole todavía. "Te conseguí unas cosas de la farmacia," dijo alcanzando una bolsa sobre la mesa de noche. Empezó a sacar todo tipo de medicamentos diferentes. Abrió una de las botellas de medicina y colocó dos cápsulas blancas en su mano.

"Deberías de tomar dos de estas cada seis horas para el dolor de cuerpo," dijo colocándolas en su mano. "También hay pastillas para la hinchazón y unos ungüentos para los ... moretones. Ya te puse un poco sobre tu mejilla, pero el de la farmacia dijo que deberías de aplicarlo de nuevo cada ocho horas y también vamos a tener que ponerlo sobre el resto de tus moretones. Te puedo ayudar más tarde si quieres. Sólo no quería hacerlo mientras que estabas durmiendo."

"Gracias," ella dijo sintiéndose un poco abrumada. Obviamente él había pasado por la molestia de pensar y preparar todo esto mientras ella dormía durante el día. Agarró la botella de agua, ya sintiéndose con más energía por la comida, y tragó las pastillas. "Lo siento que estuve fuera tanto tiempo."

"Está bien, Em. Obviamente lo necesitabas. Me mantuve ocupado, hice un par de cosas por la casa y luego fui al gimnasio por unas horas después de que vi que estabas profundamente dormida," se encogió de hombros. "¿Todavía tienes hambre?" preguntó.

"No, estoy bien por ahora. Pero podría usar el baño," dijo sintiéndose mugrosa por decir lo menos.

"Claro. Déjame preparártelo." Salió de la recámara por un momento regresando con toallas limpias y un cambio de ropa, los cuales puso en el baño.

Emma deslizó los pies sobre la cama, lista para pararse.

"¿Quieres que te cargue?" Max preguntó preocupado.

"No, creo que lo puedo manejar. ¿Me ayudas a levantarme?"

Él fue a su lado en un instante. El movimiento dolió muchísimo, pero una vez que se levantó y sus costillas estaban en una posición vertical, era mucho más manejable.

La ducha fue nada menos que gloriosa. Max tenía una de esas regaderas de cascada y el agua cayendo bajo sus hombros y espalda se sentía como un masaje personal. La única cosa eran los malditos moretones. Trató de no mirarlos mucho. Era más fácil fingir que no estaban ahí si no los miraba directamente, pero desafortunadamente la sensación de dolor que sentía por todas partes era un recordatorio suficiente.

Cuando se salió de la regadera, Emma se sorprendió de ver que Max le había dejado una muda de su propia ropa y hasta encontró unos de sus artículos de tocador en el baño. Él debió de haberlos sacado de una de sus maletas.

Ella se dirigió de nuevo a la habitación. Max ya había ordenado el área y estaba esperándola pacientemente, leyendo uno de los paquetes de curso de clase. Siempre le asombraba lo detallado que era. Ella se acomodó sobre las almohadas y suspiró con satisfacción, ya sintiéndose mucho mejor que cuando primero se había despertado.

"Puse la mayoría de tus cosas en la otra recámara por el espacio del closet, pero deberías de quedarte en este cuarto. La cama es mucho más cómoda que el futón ahí adentro, entonces yo usaré la otra habitación," Max explicó.

"Max, no estoy entendiendo," ella dijo. "¿Quieres que me quede aquí?"

"Claro. ¿Dónde más irías?"

Robando A EmmaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang