54.¡OH DIOS MÍO!

Start from the beginning
                                    

Con Ryan todo es distinto. Es cariñoso, delicado, divertido y por otra parte es dominante, brusco y sexy. Lo bueno sería que lo primero fuera destinado al público y lo segundo a la intimidad de nuestra habitación pero con él no es así. Lleva lo sensual a puntos que nadie puede alcanzar y con cada paso que da hace que me derrita, bueno, que nos derritamos toda la población femenina. Si con George la excitación era puntual, con Ryan es continua y sin pausa y el problema es que es algo natural en él. Sonríe y yo sonrío, se ríe y un cosquilleo me recorre toda la columna y cuando me besa...es algo indescriptible.

Entonces, ¿Qué nos está pasando?

Vuelvo a la conversación con Matthew aunque en mi cabeza se esté moviendo en otra dirección.

–Me mude en el segundo trimestre. No sabía que estabas aquí, tu madre no dijo nada.- me dice mientras me sonríe. Conozco esa sonrisa, me la dedicaba hace apenas unos cuantos meses y sé que en esos meses hubiese caído a sus pies, ahora solo siento que debo corresponderle sonriendo pero es como si me tomase una tostada sin mermelada ni nada. Una sonrisa insípida para mí.

–Fíjate tú, que no me sorprende.- le digo me rio sarcásticamente. Se ve que Matthew intenta coquetear conmigo porque ya es la segunda vez que me recorre el cuerpo con la mirada. No voy a mentir, me gusta que me coqueteen, me gusta sentirme atractiva, siempre que sea algo sano no tengo problemas.

–Un día oí hablar de una despampanante modelo de ojos azules que estudiaba derecho y que venía de Florida y pensé en ti directamente. Cuando te he visto hoy no sabes lo contento que me has puesto.- me dice y yo por dentro estoy rezando porque pare porque esto está empezando a ser incómodo.

– ¿Y ha sido por los ojos azules por lo que has sabido que era yo? ¿O porque soy de Florida?- pregunto intentando entrar en la conversación

–Más bien por lo de despampanante.- me dice guiñándome un ojo. Vomito interiormente y me tomo un caramelo para suavizar lo más posible todo este asunto. Pienso en darle una pequeña oportunidad para si acaso ser amigos y bueno, hay que examinar bien a tus amigos.

No puedo evitar echarle un vistazo de arriba abajo, evidentemente de manera disimulada, o tal vez no. Tiene los ojos azules y el pelo castaño despeinado, lo que me encanta, además de que tiene un cuerpo de infarto. Ya sé porque me pensaba liar con él. El me sigue sonriendo y es cuando vuelvo a su cara. Mucho cuerpo pero poco cerebro además de que si me sigue sonriendo así el vómito va a ser real.

–Estas guapísima.- me dice y yo le sonrío educadamente.

–Tú también, se ve que nos va bien cambiar de aires.- le digo mientras me besa la mano. Vale, la bilis está subiendo

– ¿Por qué viniste aquí?- pregunta y aunque sería muy fácil dejar a mi madre por los suelos, yo no soy así.- Te fuiste de repente

–Necesitaba cambiar de aires y la verdad es que estoy muy a gusto. Lo que me sorprende es que tú hayas venido y mucho más el que hayas venido a mitad de curso.-le digo mientras la suelta mi mano–por fin–

–Mi madre era una zorra y mi padre no estaba en casa. Decidí irme porque la única diferencia seria que no nos veríamos y eso nos beneficiaba a todos.- me dice. Vaya, sinceridad ante todo y una parte de mi piensa que yo también lo hice por eso aunque la situación variase un poco

Puede parecer que las familias adineradas lo tienen todo. Es verdad que en ámbitos materiales lo tienes casi todo con solo dar una palmada, pero en el ámbito sentimental, en la mayoría de las veces, nos falta muchísimo. Terminamos buscándolo en otras personas y el problema es que no siempre aciertas con esas personas que deciden aprovecharse de que sientes esa necesidad. Por suerte a mí eso no me ha pasado y todos los hombres con los que he estado han sido geniales.

Fraternidad mixta...¡UNA MIERDA!Where stories live. Discover now