Capítulo XXVI

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Capítulo XXVI | Lizzie

Todo el paseo ha estado de maravilla; jamás imaginé que con Kendall se pudiese portar tan bien y estar en paz olvidando todo lo que nos rodea. Hace un rato nos detuvimos en una playa —era un lugar privado—, alquilaban cabañas y me propuso pasar ahí la mañana, así ver el amanecer y disfrutar un rato de lo quedaba de la noche.

—¿Entonces si Ethan es tu hermano y no es padre de Bastian, eres adoptado? —cuestione con curiosidad. Habíamos decidido que no pondría objeciones y conocer un poco más del pasado de él, cosa que también me sorprendió porque no sabía si dejaría que entrara en su vida. Así que aquí estoy, conversando por primera vez como dos personas que apenas se están conociendo la una a la otra.

Nos sentamos en la orilla de la arena un poco alejados de la cabaña pero no cerca del agua. Kendall tenía su mirada fija en el horizonte observando las pocas estrellas que habían. Pensando en su respuesta. Por primera vez se veía indefenso.

—Sí, Bastian es mi padre adoptivo. Tenía ocho cuando me dijeron que un hombre iba a adoptarme. No sabía nada de Ethan desde que nos separaron y lo vi por última vez. Solo me dijeron que yo me iría con un hombre soltero; no sabía que era rico y mucho menos que Ethan no vendría conmigo. Era un niño sabes, por un lado estaba feliz porque ya no estaría en ese lugar, pero otra parte de mi...

—Solo querías estar con tu hermano. —Concluí por él.

—Sí, era lo último que me quedaba y lo menos que deseaba era perderlo. Él cometió muchos errores y no lo justifico; pero esos errores le costó mi custodia, aparte de que aún era menor de edad. Pero aun así no le deseaba el mal. Me siento culpable por haberlo abandonado y no buscarlo cuando padre me adoptó, me olvidé completamente de él.

Vi que una lágrima se deslizaba por su ojo cuando terminó de contarme su historia.

—No fue tu culpa Kendall, Ethan tomó un mal camino y si no los hubieran separado, estuvieras arrastrado con él. Eras solo un niño ¿Qué podrías hacer encerrado en un orfanato y en custodia de tu padre? —Lo observé. No parecía el Kendall que siempre mostraba, me estaba dejando ver otra faceta que me gusta y a la vez me da miedo que me guste.

Suelta una risilla amarga. —Elizabeth, tú no sabes muchas cosas. —Despega su vista del cielo y gira su mentón para mirarme. —¿Tú por qué no manejas? ¿Crees que no me he dado cuenta de eso? Y de la cicatriz que tienes en tu cuello y en otras partes. —Estira su mano y retira un poco mi cabello de mi cuello y acaricia mi cicatriz. Me tensé ante su roce y un hormigueo bajó por mi cuerpo.

Mi cicatriz no era tan larga, una línea media recta de casi unos diez centímetros marcaba mi piel. Era un recuerdo del cual no quería regresar.

Después de unos minutos suspiré. Si Kendall se estaba abriendo conmigo lo justo es que yo también lo hiciera. Ésta vez yo esquivé la mirada de Kendall y me detuve a ver el casi amanecer que se asomaba. —Tuve un accidente; Íbamos en mi auto, yo tenía diecisiete cuando sucedió. Tenía una discusión con mi ex-novio, le había encontrado conversaciones y estaba reprochando. Quería explicaciones pero el más se enojaba y no me quería contar; así que en una de esas perdí el control y pasé un semáforo. Un carro se incrustó frente a nosotros. El murió en el hospital y yo estuve en coma varios meses. O eso fue lo que me dijeron de él. Jamás volví a verlo. Estuve un año sin subirme a ningún coche hasta que tomé terapias, pero aún me cuesta manejarlo. —Ahora fue mi turno de deslizar una lágrima por mi mejilla. Jamás había confesado esto a otras personas además de Alice y mis padres quienes lo sabían. Kendall limpia con su dedo mi lágrima y no deja que caiga.

—Fue un accidente, no creo que hubieses querido ocasionar su muerte. —Fue algo más para reconfortarse a él mismo, que a mí. Algo que quizás se repita todos los días. ¿Pero por qué?

—Quizás, trato de no pensar en eso. En esa noche casi no recuerdo mucho, pero por las noches sigo teniendo pesadillas dos días sí y tres también.

—La noche en que Daianna desapareció. Yo me encontraba en la preparatoria, tenía que hacer un castigo y quedarme tarde. Había estado llamando pero no respondí a ninguna; horas antes la ví besando a Ethan, estaba molesto y me sentía traicionado, no quería hablar con ninguno de los dos.

«Cuando llegué a casa, dos policías de seguridad se encontraban hablando con mi padre. Me dijeron que Daianna había tenido un accidente. Creí que había muerto porque no la volví a ver, no sé porque quedó en un centro psiquiátrico y no estuve enterado hasta que apareció nuevamente y cree que yo la abandoné.

Ethan quedó celoso de lo que me habían dado y lo que pude lograr. Con ayuda de mi padre y la experiencia de negocios que obtuve viendo sus registros, pude abrir Ghost Lost; Brayden y Carter ayudaron y jamás pensé que saldría exitoso. Eso enfureció más a Ethan, no pretendía eso. Aún era joven pero descubrí que era bueno en eso. Por eso decidí estudiar negocios internacionales, para tener más conocimiento. Y en parte, se que mi padre querrá que me haga cargo de la dirección general de marketing. Nunca le dí motivos a Ethan para que estuviera celoso de mí.

Finaliza de contar, con su tono arrepentido y confundido.

Él cree que no se merece nada de lo que ha podido obtener en su corta edad y que se siente culpable por no compartirlo con su hermano. Pero Ethan tuvo mucha culpa, él también pudo buscarlo y no lo hizo, él también lo abandonó. Mi mirada se desvío del amanecer que ya hacía en el cielo y se centró en él. Se encontraba calmado, deseaba desahogarse de todo lo que llevaba dentro y lo hizo conmigo y estoy feliz por confiar en mí. Después hice algo que sabía que podía arrepentirme, pero que desde hace mucho tiempo deseaba.

Así que lo hice.

Besé sus labios.

Al principio se sorprendió, estaba segura que no se lo esperaba; segundos después no dudó en tener el control mientras profundiza el beso. Sentí una sonrisa en mis labios, no fue motivo para detenerlo. El inicio fue lento, estábamos disfrutando el momento y se sentía bien. Una corriente eléctrica invadía mi interior con cada movimiento que hacía. Ahora yo era quien tomaba el control al mismo tiempo que mis manos subían por su pelo e intensificaba el ritmo.

Kendall se inclinaba más hasta que mi espalda chocó con una pared de arena y su torso queda junto a mi abdomen. Detuvimos el beso pero no nos separabamos; nuestras respiraciones estaban agitadas y el silencio era intenso, después susurró en mi oído: —No sé qué me estás haciendo, pero estoy seguro que serás mi perdición.

Y volvió a besarme. 

°°°


Holaaaaaa,  ¿No se esperaban este capítulo de confesiones?  ¿Y que creen? Sí, ya la novela está por terminar, estoy muy emocionada porque muy pronto llegará el final.  Nos vemos en el siguiente y besos. 🌟🌈

Seduciéndote ©Where stories live. Discover now