Capítulo XIII

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CAPÍTULO XIII | LIZZIE

No podía creer el gran trabajo que había hecho conmigo misma. Terminé de arreglarme para esta noche; vaya manera de conocer a tus hermanos en una cena, ¿Qué edad comentó mi madre que tenían? Creo que unos veinte o diecinueve, no recuerdo. Regresamos a mí. Les comento que me hice.

Mi madre había insistido en ir a un salón de belleza para arreglarme, cosa que descarté de inmediato. No necesito ir a un salón de belleza, que se conforme que no llevaré jeans al restaurante y solo porque es de etiqueta. Me miré en el espejo por última vez; mi maquillaje era sencillo, solo mascara de pestañas, un poco de pink lipstick y blush en mis mejillas para darme algo de color en mi rostro. El cabello lo dejé suelto con un poco de ondas en las puntas y me puse unos broches enfrente. Ahora pasemos al vestido, claro sin mencionar el mensaje de Kendall de hoy en la mañana. Por supuesto que no le hice caso, mi conjunto era un vestido color negro suelto pero con figura en a la parte de arriba, con su escote de corazón tejido.

Estaba debatiendo si hacer furiosa a mi madre llevando unos nike blancos y estar super comoda o llevar unas zapatillas de tacón y hacerla feliz a ella. Concluí que es mejor estar feliz y me coloqué mis nike blancos. Decidí acompañarlos con accesorios de perlas que me había regalado mi padre en unos de mis cumpleaños, cuando cumplí dieciséis. Ya había quedado satisfecha con mi resultado.

Bajé de mi habitación a la sala principal, mi madre y mi padre ya estaban listos. Mi madre era hermosa; su cabello rubio lo llevaba agarrado en una coleta alta de caballo. La veía más delgada de lo normal, ¿Ha estado comiendo bien? Su vestido rojo vino le hacía resaltar su excelente figura que mantenía demasiado por su imagen pública. A cambio de mi ella sí llevaba unos tacones de punta de aguja y un abrigo negro. Su maquillaje era demasiado para ella, ya es hermosa para ocultarlo en todo ese polverio de color. Sus ojos azules hipnotizan a cualquiera, pero mi madre decidió hipnotizar a mi padre. Ella era casi una versión de Scarlett Johansson, una mujer muy envidiable.

Cuando mi madre notó mi presencia en la sala, me escaneo por completo, esperando una aprobación de su parte. Al notar mis pies hizo una pequeña mueca pero no me dijo nada. Estaba feliz de llevar un vestido.

Al contrario de mi padre, él sí me dio un halago. —Pero que hermosa te ves. —me da una vuelta completa y después me da un beso en la mejilla.

—Tu no te quedas atrás, estás galán. —respondí de vuelta. —¿Nos vamos?

Estaba super nerviosa. No sabía porque veríamos a mis hermanos en el restaurante y no en la casa. ¿Dónde se habrán quedado? ¿Vivirán con nosotros? ¿Por qué tanta formalidad? ¿Estarán enojados conmigo? Tenía una lista infinita de preguntas sobre los gemelos y la ubicación de visita.

Al llegar al restaurante mi madre no tuvo que pedir reservación y nos destinaron a sala vip. Tenía tiempo de no venir; suelo ir a la cafetería que está cerca de la universidad con Alice. La habían remodelado, ahora estaba mas sostificada; las mesas eran cuadradas y rectangulares, las habían remplazado por unas de marmol color negros con blanco y ni hablar de las sillas. El lugar estaba espectacular. Nos adentramos hasta llegar a la zona vip, era completamente diferente a la zona C.

Nos recibe una chica muy amable, que nos dirige a nuestro sitio; una mesa negra larga para siete personas. Di una mirada al lugar, se encontraba completamente vacío, además de nosotros tres obviamente, ¿Mi madre reservó por completo la zona? ¡Qué tontería!

—¿Madre por qué has reservado todo el lugar?—inquiero con curiosidad. Mi madre me da una mirada y después al sitio.

—Hablaremos de cosas importantes, y que aparezcan dos hermanos después de veinte años, la prensa tendrá de qué hablar. —responde, alisando sus manos en un su vestido rojo vino. ¿Mi madre está nerviosa? yo solo asiento.

—Siento haberlos hecho esperar. —La voz de un hombre me hace girar mi cuerpo para ver de quien se trataba. —Kendall no demora en llegar.

Era un hombre; aparentaba entre cuarenta y cinco años. no era regordete pero si tenía alguna panza, estaba canoso. Vestía un traje de esos que ocupan los abogados, solo que este era de un color café chocolate y su corbata negra.

—No te preocupes Bastian, nosotros acabamos de llegar. —mi padre respondió cordial. —Te presento a mi hija, ella es Elizabeth.

—Buenas noches Sr. Stewart, por favor llameme Lizzie. —le doy un saludo cordial y él me lo devuelve con una sonrisa amable.

—Lizzie, con confianza puedes llamarme Bastian. ¿ Conoces a Kendall?—cuestiana.

Oh, Más que eso queridísimo padre de tal belleza

—Compartimos algunas clases de la universidad y tenemos un trabajo en parejas. Es muy perspicaz —mis manos estaban temblando de lo nerviosa que estaba. Que Kendall fuera parte de esta conversación no estaba en mi planes.

Sentí la mirada pesada de mi padre y por inercia gire a verlo. Su ceño estaba fruncido y su mentón estaba tenso. ¿Le molesta que esté hablando con su amigo o que estemos hablando de Kendall?

—He pedido vino. —interrumpe mi madre, ¿Cuando pidió vino?

—Mariand, un gusto verte de nuevo. —Bastian se dirige a mi madre sin responder. ¿Salió de aquí?

—Mucho gusto Bastian. —mi madre siempre tan amable.

—Disculpen por llegar tarde.— La voz de ya se imaginaran quien, captó la atención de todos nosotros en la sala. Kendall aparece frente a la entrada de la zona vip. Su ropa usual la había sustituido por un traje azul marino y una corbata negra. Se veía a esos empresarios guapísimos con su traje azul, casi un Christian Gray, solo que mucho más joven. Al percatarse de mi mirada hacia él, alza su vista y me observa completamente. Se aclara la voz después de analizarme por completo. — Tuve unos asuntos que arreglar.

Minutos después de que Kendall saludara a mis padres y la tensión se volviera más dura, llegan mis hermanos que había olvidado por unos minutos. También se disculpan por la tardanza excusándose por el tráfico. Mis manos comenzaron a sudar repentinamente y las deslizaba sobre mi vestido de seda tratando de que se mantuvieran secas.

—Elizabeth, ven acá.—Llamó mi madre. —Quiero que conozcas a tus hermanos. Chad y Math. Chicos ella es Elizabeth.

Me acerqué a mi madre ignorando aquellos tres que se encontraban en una platica, no muy bien que digamos.

—Lizzie. por favor.

Si eran guapos —¿por qué la genética tiene que ser así?— Se parecían mucho a mi madre, a comparación de mí; ellos sí tenían los ojos azules, un azul intenso y profundo.

—Soy Math, al fin te conocemos Lizzie, madre ha hablado mucho de ti. — uno de los gemelos responde.

—Lamento que la respuesta no sea mutua. —me doy cuenta de lo que dije cuando mi madre me dio una de esas miradas que si fuera por ella, ya estuviera acompañando a los dioses griegos. —Pero yo también estoy feliz al poder conocerlos.

—Eres tan simpática, me caes bien. Math, no tenemos una hermana malcriada. Puedes estar en paz.—supongo que Chad fue el siguiente en hablar. Su comentario me hizo mucha gracia y me eché una carcajada. ¿Encerio lo único que les preocupaba era que tuvieran una hermana malcriada?

—Los dejo platicar un rato, pueden salir al jardín. Les hablaré cuando esté lista la cena.

Mi madre nos dejó solos y tomó dirección a la mesa donde ya todos estaban sentados.

Estaba segura de que la noche apenas estaba comenzando cuando recibí el mensaje en mi celular: de Kendall.

💜
La misma notita de siempre al final del cap.  Este cap no estuvo muy entretenido pero hay cosas que deberán saber sobre Kendall y el padre de Elizabeth.  Los veré en el siguiente. baaaai.
No sé olviden de comentar y votar por el capítulo 🌟💕

Seduciéndote ©Where stories live. Discover now