Capítulo IV

3.7K 242 8
                                    

Me siento muy enojada y estúpida, ¿En qué estaba pensando? ¿Por qué seguí esto? Nunca debí haberlo seguido y mucho menos hablarle, yo sola podía arreglármelas. Pero claro, a la señorita Elizabeth se le ocurrió llamarle. Por suerte, el susodicho que antes me estaba amenazando no nos siguió y dejó aquella conversación atrás, aunque se que no por mucho tiempo.

Algo esconde, solo que no estoy segura si quiero averiguarlo.

Mientras tanto, salimos de aquel lugar y llegamos a la urbanización, obviamente no podían faltar las quejas y regaños por parte de la versión segunda de Patch. Hubiera preferido que siguiera estando callado como suele hacerlo todo el tiempo en la universidad.

—¡En qué demonios estabas pensando! —espeta. Lanzando sus brazos molesto al aire.

—Yo podía arreglármelas. —Me defiendo sin dejarme intimidar por él.

—Aja, ¿y por eso llamaste? ¿Por qué me seguiste?

Su mirada me estaba causando intriga, no sabía si estaba molesto, confundido o si quería estrangularme por arruinar su privacidad y acosarlo. Sin embargo, no tenía respuesta para ninguna de las dos preguntas. ¿Por qué lo seguí? No lo sé, quizás mi instinto intuitivo me hizo sentir algo curioso , ¿Por qué lo llamé? Quizás si tenga respuesta para esa pregunta, pero admitir me estaría contradiciendo.

Lo miré fijamente. Para que supiera que no le tenía miedo, que por más que anduviera vestida como princesa no soy esa clase de chicas.

—¿Sabes qué? No me importa. Solo te diré una cosa, deja de meterte en cosas que no te incumbe.

¿Qué? ¿Es enserio? ¿Ya se rindió tan rápido?

Yo tenía ganas de discutir con él, pero no voy a rogarle, si hasta aquí quiere terminar la conversación se da por finalizada.  

Vi como se alejó, no dijo nada y por supuesto tampoco se ofreció acompañarme. No puse objeciones y retomé mi camino a la cafetería para esperar un taxi.
Eso fue demasiado extraño para mí; pero no quise darle importancia, al menos no por ahora. Cabe recalcar que esos dos se conocen de alguna parte y tiene resentimiento con Kendall desde hace tiempo y eso no se puede ignorar, mucho menos restarle importancia. Solo que ahora no sé cómo haré para que confíe en mí, sí lo seguí como Padme siguió a Damián y digamos que no terminaron en buenas condiciones, no quiero ser Padme y por supuesto Kendall no es Damián.  Desde que leí ese libro me trae ideas locas  y pensamientos raros; debo admitirlo, Kendall parece alejado, extraño en ocasiones, casi nunca lo he visto entablar conversación con alguno de los estudiantes y por supuesto nadie lo ha visto con alguna chica, pero yo digo que él las aleja, porque de que tiene porte lo tiene y muchas están locas por él. Así que la razón desconozco y eso es lo que me causa curiosidad en él.

(...)

Cuando llegué a casa mamá estaba aquí y mi padre también, que raro.  Mi madre es una gran empresaria, conocida por lanzar su línea de ropa más exclusiva de la ciudad y estar a estas horas en la casa es sumamente extraño, siempre está consumida por la empresa, se la vive entre viajes y reuniones. Y mi padre es abogado, Es  presidente y dueño  de [BLA] una agencia de abogados ultra importante del país. Y por esa extrañeza de que ambos se encuentren en casa a esta hora. 
Entre al comedor y se encontraban en la mesa conversando, mi padre tomaba de la mano a mi madre y se veían tristes. Y esa mirada entre ellos dos era imposible de ver, por eso mi instinto se activó y supe que algo andaba mal.
—¿Sucede algo? —cuestioné, una vez estando cerca de ellos. La mala vibra se sentía de aquí a dónde estabas, era una vibra de esas que te das  cuenta que te van a decir algo que no va a gustarte nada.
—Sí cielo ven. —habló mi madre, le alcancé a escuchar un pequeño hilo de voz y es raro en ella. Siempre es hostil y que hablara con tanta maternidad no era normal en ella.  Así que, lo que ocurre es algo grave.
Me acerco al comedor donde se encontraban sentados ambos, pero yo me quedo de pie.
—Hay algo que debemos decirte, pero quiero que seas fuerte, y no culpes a tu madre de esto. Es algo que pasó hace tiempo y yo sabía de todo. Bueno, no de todo. -veo como mi padre mira a mamá y ella se encoge avergonzada- 
—Cariño, me diagnosticaron cáncer.
Un mareo aparece en mi cabeza y tengo que sostenerme de la mesa para no caer. ¿Mi madre tiene cáncer?  ¿Cómo es que no me di cuenta? Claro, si estuviera más en casa  sabría más cosas.

Seduciéndote ©Where stories live. Discover now