Big Bad Wolf » Camren

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Camila POV

El poder del sol era todo lo magnifico que había en nuestro mundo. Los rayos que impactaban en tu piel y que se expandían en tu interior pero que yo no podía sentir. Esos rayos que te daban las fuerzas necesarias para sobrevivir y ser el humano que dominara el mundo. Pero que hacían convertirte en aquello a que todos los seres del bosque temían y así poder destruir a quienes buscaban destruirte.

Desde que tengo memoria, mi familia me había preparado para todo lo que iba a venir. Me explicaron que no éramos normales, como cualquier ser humano del planeta. Me contaron acerca del Clan del Sol, que todos nosotros éramos hijos suyos. Le debíamos lealtad y teníamos que proteger nuestro Clan incluso con nuestra sangre.

Teníamos que protegernos de los seres que eran independientes, aquellos que no pertenecían a nuestro Clan, pero que osaban al desear lo que nosotros teníamos, aunque yo no tenía mucho que perder, en realidad no tenía nada. Todavía podía recordar todas esa peleas que nunca pude presenciar, toda la familia que perdí, la que nunca pude defender por mi falta de poder.

Ya había cumplido los 18 años y mi transformación nunca había llegado. Cuando mis padres estaban vivos me contaron del poder que nos daba el Sol, que éramos poderosos en cierta forma. Y que al cumplir los 16 años, cada hijo del Clan del Sol, tenía que pasar por un ritual para probar su lealtad, gracias a ello se nos ofrecía un poder a cambio, podíamos transformarnos en un lobo cuando lo deseáramos, eso podía garantizarnos proteger nuestra dinastía y nuestras tierras.

Pero habían lobos que no deseaban el poder y lo consideraban una maldición, aquellos que pudieron escapar de la muerte al traicionar al Clan, decidieron vivir su vida como un humano normal. Otros amaban el poder pero querían mucho más, no deseaban seguir ordenes de nadie, querían gobernar y ellos estaban condenados a morir al ser independientes.

Y luego estaba yo que era inútil.

Ya habían pasado dos años en los que el Sol me había negado todo lo que yo alguna vez tuve que tener. No tenía el poder, no tenía a mi familia conmigo y estaba sola. Pertenecía a la mas baja categoría de nuestro Clan. Al no tener poderes, los lobos de mi comunidad creían que yo no era apta para estar con ellos, también creían que no era leal a su causa. Simplemente me tenían como una sirviente, gracias al aprecio que le tuvieron a mi familia, la cual peleo en muchas batallas para protegernos de los humanos.

Pudimos localizar nuestro pueblo lejos de todos ellos y poder vivir una vida normal entre nosotros. Aunque hubiera preferido morir con mi familia, porque los extrañaba en cada momento de mi vida. Y era tan difícil para mí, realmente lo era.

—¡Camila! ¿Qué te he dicho acerca de andar en otro mundo? Ponte a trabajar.—Me regaño Suka. El era el jefe de nuestra división, muy aparte de trabajar para conseguir comida, era una criada en su casa.

Los lobos debían cumplir una jornada de seis horas de trabajo, dependiendo en la división que el general les haya asignado. A mí por considerarme inútil, era una de las encargadas de traer ramas del bosque para las fogatas y a veces tenía que preparar las carnes que traían los cazadores para dividirlas entre todas las familias de nuestro Clan.

Era un trabajo pesado porque cuando venían las cabezas de familia a recoger su ración y no se les daba lo que ellos creían merecer, se transformaban en lobos a medias, esto quería decir que solo transformaban su cabeza pero no su cuerpo en un lobo, sacando sus grandes dientes, gruñendo y el pelaje se les erizaba. Eso me mataba de miedo, porque yo no podía hacer eso, lo que los llevaba a burlarse de mí en cuanto podían.

—Creo que conseguí lo necesario, Canis Suka.—Observaba mi bolsa llena de ramas con cuidado. Pero él la agarro y la tiro al suelo.

—Esto es una porquería, ¿crees que eso cubre tu ración? Acuérdate que debes trabajar el doble inútil humana.—Ya sentía mis manos temblar, iba a azotarme, lo presentía.