No. 31

3.7K 205 36
                                    

"Y empecé a liberarme de todo lo que no era saludable. Situaciones, personas, gustos y cosas. Lo llamaron egoísmo, yo lo llamé amor propio."

Nunca. No, en serio. Nunca creí que me sentiría tan bien estando sola. Tenía más tiempo para mí y mis padres, tenía más tiempo para salir con Nancy al centro comercial o a un pub, incluso iba dos o tres veces a la semana al gimnasio y al departamento de mi hermana.

Esta semana había ido solo una vez a las carreras clandestinas, donde corrió Louis. Había pasado mucho tiempo desde que asistí por última vez a una. Como era de esperar, me encontré con Harry. Hablamos un rato pero luego cada uno siguió la noche con sus respectivos amigos. Está bien, aunque estaba pasado de copas. Se le notaba así por el brillo de sus ojos y por cómo se le entorpecía la lengua al hablar. Me habló sobre una fiesta y sobre los libros que había dejado en su departamento. No lo tomé mucho en cuenta, pero no podía evitar mirarle los labios cada vez que sonreía o pronunciaba mi nombre con esa boca que sabe tan bien besar. Esa fue la única interacción que tuvimos por una semana entera.

Ahora me encontraba  en el centro comercial, en la librería, justo al lado de una cafetería. Marie se había ofrecido a acompañarme. Ambas estábamos haciendo las compras para navidad.

—Lo tiene todo —suspira quejumbrosa Marie a mi lado, con un libro de tapa dura en sus manos— Había pensado en regalarle un reloj de esos caros pero hoy en la mañana, lo primero que hace luego de vestirse es colocarse ese reloj de diseñador que se compró en Francia. Luego pensé en una corbata, pero tiene un montón. Casi todas se las he regalado yo. Entonces me llamaste y me preguntaste si podía acompañarte a comprar un regalo y pensé que no sé que regalarle.

—Fácil. —respondo dándole una hojeada a un libro de fantasía— ¿Qué mejor que regalar un libro?

Miro de reojo a mi hermana, quien arruga la nariz y suspira desanimada.

—A Aaron no le gusta leer.

—¿Y un libro ilustrado sobre autos? —le doy una mirada.

—No lo sé. —suspira afligida— ¿Y tú? ¿Qué le regalarás a Harry?

Dejo los libros sobre el mesón del cajero y miro a mi hermana.

—Hemos terminado.

Marie se atiene a hacer preguntas, y se limita a mirar a la cajera. Entrego un billete y espero a por el cambio.

—¿En serio? —bufo y levanto los brazos de forma exagerada— ¿No dirás nada? ¿No harás absolutamente ningún comentario sobre lo que te acabo de decir?

—Volverán. —me asegura positivamente.

—No. —contesto— Ambos hemos dejado claro que no volveremos.

—¿Lo has visto besándose con otra chica?

—No.

—A eso me refiero.

Coloco los ojos en blanco y digo:—Puedes dejar de ser así.

—Nope.

—Marie, crees saberlo todo pero no sabes... n-no sabes absolutamente nada sobre mi relación con Harry.

—Sí. Si —dice ignorándome por completo mientras entrabamos a una tienda de hombres.

—¿Le regalarás otra corbata para su trabajo?

Detiene su caminar y se gira para encararme.

—Mira Grace, le regalaré lo que yo decida. Y si le regalo para cada navidad lo mismo, eso no tiene por qué importarte a ti. Y cambiando de tema a diferencia tuya no soy reacia y orgullosa. Y menos lo es Aaron. Si decides no volver con Harry es tu problema, no el mío. Y si nunca vuelven es porque ambos están muy obsesionados con su pasado. —ella suspira y toma una gran bocanada de aire para proseguir— Si tu no hablas, él tampoco lo hará por cansancio. Contigo, él ha dado todos los primeros pasos. Ahora te toca a ti.

Beethoven (au // h.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora