No. 25

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"No concordaban mucho. Siempre se peleaban y se retaban uno al otro cada día, pero, a pesar de sus diferencias, tenían algo muy importante en común. Estaban locos uno, por el otro". Nicholas Sparks. The Notebook.

Quito el sudor de mi frente luego de dejar la caja sobre el piso. Subir hasta el piso ocho, por las escaleras no fue una buena idea. Marie me había pedido que la ayudara a trasladar sus cajas a su nuevo departamento. Y como decirle no cuando te miraba con esos ojos de perrito.

Estuvimos más de dos horas subiendo cajas y bajando por las escaleras, a buscarlas. Ahora yo me encontraba mirando el lugar con los brazos en jarra. Era un departamento amplio y limpio. Las paredes estaban pintadas de blanco y daban una vista a lo que era Soho. Tenía solo una habitación con una cama que mi hermana compartiría con Aaron, pero el resto de la casa era lo suficientemente grande para tener a más de cincuenta invitados.

Escucho los tacones de mi hermana resonar en el piso, y yo me doy vuelta quitando por completo mi mirada de la ciudad.

—Y esta es la última. —dice mi hermana sonriente— ¿Quieres soda? Solo tendré que buscar vasos entre todas estas cajas y...

—Si —suspiro con indicio de agotamiento.

Ella asiente sonriente y busca una caja que tenga escrito «MENAJE» sobre el cartón. Cuando al fin la encuentra saca la llave del auto de Aaron y la pasa por la cinta para romperla. Enseguida saca dos vasos.

La miro caminar hasta la cocina. Se ve feliz y plena. Como si siempre hubiese soñado vivir con su novio ingeniero. Y que ganaba suficiente dinero como para darse el gusto de vivir con su novia en aquel barrio.

—Toma esa caja y ayúdame a traerla a la cocina —me ordena desde la otra habitación— Aaron fue a comprar espumante para celebrar. —me dice— ¿No quieres llamar a Harry? Sé que puede estar desordenado y tomará días en terminar de sacar todo de las cajas pero...

—Está trabajando. —digo casi inaudible.

Solo espero que no haya notado el tono de mi voz al decir esas dos palabras. Pero lo hace. Marie asoma la cabeza desde la puerta de la cocina y me mira. Camina con cara de preocupación hasta mí y se cruza de brazos.

—¿Ha pasado algo? ¿Se ha cancelado el viaje?

Niego con la cabeza y digo:—No. No se cancela.

—¿Entonces qué es?

Me encojo de hombros.

—Hemos estado discutiendo estos días.

—¿Y eso por qué?

—Quiere que me vaya a vivir con él.

—No crees... —comienza a decir y se rasca el cuello— ¿No crees que es muy pronto?

—Ya sé. —suspiro— Se lo dije. —el labio inferior me tiembla— Cree que porque iré a Alemania con él, ya puede decidir por mí.

Ella sonríe satisfecha.

—Tal vez el viaje les sirva para reconciliarse.

—¡Marie!  —la riño ocultando mi rostro sonrojado con mis manos.

—¡¿Qué?! —yo niego con la cabeza. — Espera...

Ella abre la boca sorprendida. Que exagerada es esta.

—¿No lo han hecho?

Niego con la cabeza.

—Esto es raro ¿Por qué?

Beethoven (au // h.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora