CAPÍTULO 20. MI DECISIÓN Y RYAN

36 1 9
                                    


Nota aclaratoria: Acordaros que es un borrador, que se volverá a revisar cuando se publique la novela completa
.

ADVERTENCIA: En esta novela aparecen escenas sexuales explícitas H/H. El libro es SOLO para adultos. Puede vulnerar la sensibilidad de algunos lectores. Los que no estén dentro de estas normas, abstenerse de seguir leyendo. Gracias.


Han pasado los días y me he estado viendo con Sam y Evan. Desde nuestra cita por separado, no lo hemos hecho más de esa manera. Siempre los tres. Tanto yo como ellos echamos de menos a Nate, y le hemos llamado, pero él ha rehusado a establecer una relación con nosotros. Dice que estaría celoso todo el rato pero creo que es simplemente una excusa. A veces tengo ganas de ir a buscarle pero luego considero su decisión tan firme. Además Sam me ha prohibido ir hasta allí. Soy un testigo y no puedo ponerme en peligro debido a mi situación. Otra cosa que me tiene preocupado. Si ellos han conseguido encontrarme, ¿podrán hacerlo los otros? También me intranquiliza que ellos tengan que cambiar su vida, cosa que no me gusta. Evan ha luchado mucho por conseguir estar donde está. Las circunstancias de Sam son menos complicadas porque su vida de policía la puede hacer en cualquier parte pero no me parece bien que tenga que transformar toda su vida porque la mía está patas arriba. Además está Pat, mi enlace, que a saber qué dice cuando le explique que tengo una relación amorosa con los dos, pero no debería importarle, ¿no?

Y finalmente, me encuentro en una encrucijada con Ryan. Está de un humor de perros desde que le dije que estábamos juntos de nuevo. No le parece bien. Dice que son unos cabrones egoístas. Cuando Sam y Evan vienen a verme, sencillamente él desaparece con un simple adiós. No se ha parado a conocerles y me ha dicho que como pronto van a salir de mi vida, no tiene caso. Cuando me dijo aquello, fue cuando tuvimos la primera discusión importante. Creo que se siente un poco amenazado. Me ha comentado que si habría alguna manera de hacer papeles de adopción pero ya le he dicho que en mi situación es casi imposible. Le he intentado convencer de que le quiero de verdad y que soy su padre, pero no acaba de creerme. Quiero que todos estén en mi vida y que todos seamos felices, aunque en el fondo de mi alma, sé que hasta que no acabe la pesadilla, no podremos serlo.

Estoy sumido en mis pensamientos cuando ellos llegan a mi habitación. Mi cama está llena de documentos del instituto y de los niños que acceden al centro. Estaba clasificando los materiales. Están sonriendo y después de darme un beso, se sientan en un par de sillas que hay allí. Me preguntan si pueden ayudar y estoy entusiasmado porque podrán ver lo que hago. En una pila están los niños que están en proceso de adopción y en la otra pila, están aquellos que tienen padres aunque sería mejor que no los tuvieran.

Evan está mirando con mucha atención las carpetas y su mirada se vuelve a nublar de tristeza. Creo que está en su hijo y quiero que me lo explique con má detalle. Sam también se ha dado cuenta porque lo mira detenidamente. Creo que como es policía, intenta averiguar lo que le pasa según su instinto. Me acerco a Evan y le pongo una mano en su hombro con mucho tacto.

— Evan... ¿piensas en tu hijo? — le pregunto con mucho cuidado.

Levanta la vista hacia arriba y veo nublarse los ojos, y luego empieza a colocar carpetas de los niños, una encima de otro de aquellos que han maltratado o que maltratan sus progenitores y que tienen consuelo en el centro.

— ¿Cómo puede haber personas así? — pregunta en un susurro y en un salto se levanta de la silla y va paseándose de un lado a otro de la habitación.

Sam y yo nos lo quedamos mirando pero sabemos que nos lo contará pero está procesando sus pensamientos.

— Tuve un hijo — dice mirando a Sam, y me doy cuenta de que lo va a explicar todo.— Yo todavía era casi un crío y asistía al instituto. Allí conocí a mi primer amor. Se llamaba Marta.

Fieles AdiccionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora