22. W.

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Deslizo la prenda por mis hombros y esta llega al final de mi cintura una vez puesta. Cubro mis pies y ajusto las suelas de mis zapatos antes de incorporarme. Con mis uñas acomodo mi cabello y con mis dedos eludo las visibles arrugas de mi sudadera. Luego, elevo mi mentón. Mis ojos observan su reflejo en el gran espejo que se mantiene de pie en mi habitación y se sorprenden al encontrarse con mi figura. Ya no es la misma. Mi cuerpo no es igual al que recuerdo. ¿Por qué? Esas estrechas y huesudas caderas no estaban allí. Mis clavículas no se exponían de forma notable y mi abdomen no se encogía tanto. Todo aquello no ssobresalía ¿Qué sucedió entonces? ¿Fui yo quien hizo esto? Quizá lo olvidé, como el resto de las cosas. Quizá, a eso se debía la excesiva alimentación en el hospital. Pero, aún no logro comprender. No es algo que haría. Incluso si no me sintiera cómoda conmigo misma. Buscaría la manera saludable de bajar unos cuantos kilos. Es como si de alguien mas se tratase. ¡¿Es que nadie puede decírmelo?!

Exhalo abatida y me dirijo a la cocina, donde George, Kyle y Derek me esperan con el desayuno.

-Buenos días -saludo.

-Buenos días -responden los tres al unísono.

Un gesto de desconcierto cruza mi rostro cuando veo demasiadas porciones en un plato. Huevos revueltos, tocino, waffles y una manzana verde junto a un alto vaso de zumo de naranja. Y por si eso fuera poco, un envase de leche -de esos que hay en la cafetería- y más fruta.

-¿Algo más que quieran agregar? -arrugo mi nariz cuando me siento en el taburete y sujeto el tenedor que hay en la mesa.

-Sin quejas.

-Papá-

-Vamos, Hunter -parpadeo cuando palmea mi espalda, como si estuviera alentándome.

-Come tu cereal, Derek -mascullo después de meter un bocado de tocino en mi boca.

☀☀☀☀☀

El sonido de mis pies en el asfalto acompañan a las ruedas de los autos que pasan por la ocupada autopista. Se detienen en el borde de la amarillenta vereda y esperan a que el semáforo de la señal verde para volver a andar. Duelen, ya que se movieron por mas de media hora, lo que no es sano para una insuficiente masa corporal que aún no se recupera a pesar de las grandes porciones de comida que se presentan con frecuencia.

Quisiera poder parar tan solo unos minutos. Comienzo a sudar y mis pantorrillas se quejan de aflicción. Mi pecho duele y el sol se cuela por mi ropa quemando mi piel. Mis labios se encuentran secos y mi lengua necesita agua, pero se ha acabado y Derek no tiene otra botella de plástico, o un lugar cercano, como un parque, para cargarla. Eso, consigue que mi vigor descienda junto a mis ganas de ir a mi próximo destino. Deseo quitar la mochila de mi encorvada espalda y arrojarla a cualquier parte, mientras no vuelva a mí otra vez. Mis hombros se contraen molestos y piden un descanso. ¿Por qué no fungi un resfriado y me quedé en casa?

-¡Hey!

Siento su mano en mi brazo, el cual es arrastrado hacia atrás con fuerza, conectándome nuevamente con la realidad. Aturdida, y mas que nada confundida, parpadeo buscando sus oscuros ojos, intentando comprender lo que acaba de suceder.

-Hay otras formas dignas de morir, Hunter -dice de forma burlesca, pero sin ningún sentido del humor-. Ese auto casi acaba con tu dignidad.

-¿Qué? -murmuro-. ¿Un auto? ¿Cuándo? Espera. ¿Qué?

-No me digas -rueda los ojos-. ¿Pensamientos de nuevo?

Aprieto mis labios.

-Papá también dijo eso en el hospital. ¿Es una nueva frase o algo así?

Trastornos: Mi extraordinario cielo [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora