Capítulo 10.

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—¡No!¡Sentada!—Grito casi llorando de vergüenza.

—Demasiado tarde—Matthew me mira sorprendido al igual que yo, se ve realmente... sexymente sexy.

Tendría que ser yo quien estuviera sexymente sexy, no él, además yo elegí fachoso sexy no modelo sexy comestible, sabroso, guapo, elegante...

¡Basta! Di algo.

—Prefiero bajar sentada—Sonrió tratando de disimular mis nervios.

—Ni hablar—Pronuncia casi en un susurro. Odio cuando habla así, se escucha jodidamente seductor—Te ayudo—Asiento dándole permiso para cargarme.

—Aw, son tan dulces que me da diabetes—Chilla Brenda juntando sus manos y ladeando la cabeza ante la escena frente a sus ojos.

—Ay vamos—La regaño—No es nada dulce ni lindo ser cargada.

—¿No lo es?—Matthew se detiene a mitad de las escaleras para mirarme—Porque si no lo es, puedo besarte para que lo sea—Sus palabras casi me hacen dar un brinco, por suerte mi prima no lo ha escuchado.

¿Qué? Hasta la pregunta ofende.

Digo, no, no quiero.

—Ni en tus sueños—Enarco una ceja provocando que sonría.

—Ya veremos—Me guiñe un ojo y termina de bajar las escaleras.

—Aquí yo puedo sola—Matthew ignora por completo mi comentario y se sigue de largo hasta su automóvil—Gracias.

—Fue un placer—Pronuncia muy cerca de mi rostro, tanto que puedo respirar su fresco aliento y siento como me pongo nerviosa, trago el nudo que se a formado en mi garganta cuando su rostro cada vez se acerca más y...

—¡Que les vaya bien!—Ambos nos alejamos al instante en el que Brenda grita desde la puerta—¡Diviertanse!

Momento arruinado, gracias Brenda.

—Deberíamos irnos—Dice Matthew rascando su nuca. Está nervioso, ay pobre.

—Si—Sonrió conteniendo mi risa.

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Es grande y se ve delicioso, no creo poder comer todo eso pero Matthew dijo que todos los que lo prueban quedan encantados.

—Sólo un poco—Insiste Matthew.

Suspiro y meto una cucharada de crema de zanahoria a mi boca. El dulce, y a la vez salado sabor, cautiva por completo todo mi paladar, es realmente deliciosa.

—Y sabe mejor si lo combinas con el lomo y la ensalada—Sugiere y come un poco de su crema—Es deliciosa.

—Si que lo es—Asiento. Matthew comienza a comer sin ningún problema y yo tengo la necesidad de preguntarle que pasa entre mi hermano y él—Matthew—Lo llamo a lo que él deja de comer para mirarme.

—¿Si?—Pregunta.

—Yo sólo...quería—Suspiro.

—Querías...—Levanta ambas cejas indicándome que continúe.

—Quería saber, ¿de dónde conoces a mi hermano?—Su rostro se desencaja totalmente y puedo ver como traga con dificultad—Porque lo conoces ¿cierto?

—Si—Suspira—Pero no es algo que quiera hablar en una cita, no quiero arruinarlo ¿si?—Dice con tono de voz suplicante.

—¿Pero que tan malo puede ser?—Gruño. No debe ser algo tan catastrófico como para arruinar nuestra cita ¿cierto?

—Mucho—Espeta—No ahora Kendall, por favor—Súplica a lo que yo me limito a asentir.

—De acuerdo—Susurro posando mi vista en la montaña de comida que tengo frente a mi.

—Gracias y te aseguro que hablaremos de eso después—Sonríe al igual que yo.

—Si, ahora terminemos con esta comida—Azotó mi mano sobre la mesa provocando que algunas personas dentro del restaurante nos miren—¡Opps!—Grito para todos y Matthew se suelta a carcajadas—Sólo come—Lo regaño de la vergüenza que se apodera de mi y comienzo a comer.

—Opps—Dice Matthew aun entre risas.

—No es justo que te burles porque acabo de hacer el ridículo y tu quedes como el normal en esta cita—Gruño—Exijo igualdad.

—Te daré tu igualdad—Azota ambas manos en la mesa—Dame esos palillos—Ordena y le paso los palillos chinos que están al centro de la mesa—Ahora llama al camarero—Frunzo el ceño y el comienza a destapar los palillos.

—Disculpe—Levanto la mano al mesero, el cual se acerca enseguida.

—¿Algún problema?—Pregunta con bastante formalidad.

—¿Cree usted que me quedan bien?—Miro a Matthew quien a metido ambos palillos en sus fosas nasales e inconsciente me rio—Yo digo que si, pero necesito su opinión.

—Amm...—El mesero se ve en un aprieto demasiado incómodo—Se ve usted muy bien, señor—Asiente el mesero.

—Gracias, puede retirarse—El mesero asiente y se va—Listo, ahí lo tienes—Sonríe Matthew sacando los palillos se su nariz.

—Eso fue demasiado—Me rio—pero divertido, pobre hombre estaba hecho un manojo de nervios.

—Lo se—Sonríe—Ahora comamos porque tengo hambre.

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Matthew aparca el auto fuera de mi casa y aunque se que Nickolas puede verlo no me importa.

Nos quedamos dentro del auto con la mirada al frente, sin decir palabra alguna.

—Fue una gran cita—Pronuncia mirándome.

—Pienso lo mismo—Digo y asiento.

—Yo no pienso, digo que fue una gran cita—Enarcó una ceja—O tal vez si lo pienso—Levanta ambas manos para rendirse.

—Eso creí—Rio—Creo que ya debo entrar...adiós Matthew—Abro la puerta del copiloto y tomo mis muletas las cuales no fueron necesarias en todo el día, puesto que Matthew se ofreció cargarme a todas horas.

—Te ayudo—Baja del auto y da toda la vuelta hasta llegar junto a mi.

—No Matthew, Nickolas esta en casa y...

—No importa—Me interrumpe y posa su mirada en la mía. Sus ojos parecen gritar mil palabras pero no puedo entender que.

Su mirada pasa de mis ojos a mis labios y casi por inercia nuestros rostros comienzan a cortar distancia, hasta sentir la respiración uno del otro.

Apariencia || Sin editarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora