Capitulo 9 : Pistas

2.3K 246 42
                                    

Pasé la noche entera en el hospital, estaba convencida que es lo mínimo que podría hacer por él, si no fuera por esa estúpida idea nada de eso hubiese ocurrido. La noche fue demasiado larga e intensa.

Ya había amanecido, o eso creía, en el hospital ni siquiera había ventanas. Mi reloj marcaba las siete y diez, hacía demasiado frío y yo contaba con poco abrigo, también tenía hambre, así que llamé a mi mejor amiga, Katherine, para que me hiciera compañía en este infierno. Poco tiempo después llegó, acompañada de su novio, Rayan. Ella se acercó y me abrazó, como de costumbre.

—Amiga —suspiró—. ¿Cómo estás? —preguntó apartándose de mi

—Necesito hablar a solas contigo —la aparté

—¿Qué ocurre Ashley? —preguntó ella

—¿Tu borraste la foto que te dije aquella noche, verdad? —pregunté mientras la intimidaba con mi mirada

—Mmh... —balbuceó—. Pues...

—¿Si o no? —insistí

—No, no la borré —dijo—. Es decir, si, la borré. Pero después

Intenté comprender la situación. Ella me había engañado, haciéndome creer que había borrado esa fotografía solo para que me fuera de su casa y la dejara en paz. Gracias a ella Anónimo me hizo creer que había asesinado a la chica de la gasolinera, pero en realidad, no lo hizo ya que Katherine la borró después de irme.

—¡Por qué hiciste eso! —exclamé al terminar de atar los cabos

—Porque me dio curiosidad, saber que pasaría si no borraba esa foto y efectivamente, nada ocurrió —hizo un gesto con sus brazos creyendo que tenía razón.

—¿Cómo sabes que nada ocurrió? —le pregunté

—Porqué todos estamos vivos —dijo y esas palabras resuenan en mi cabeza una y otra vez sin cesar.

***

Según los médicos, Alex se encontraba un poco mejor, habían intentado asesinarlo y era un milagro que haya sobrevivido a tan terrible apuñalada. Después de largas horas, dolores de cabeza e incomodad el horario de visitas llegó. Di unos pasos hacia la sala, la enfermera se retiró y vi al chico tendido sobre la camilla, sentía una tristeza inmensa al verlo así. Tenía los ojos cerrados, la sabana cubría parcialmente su cuerpo haciendo que pudiese ver las vendas que llevaba en su abdomen. Supuse que estaba durmiendo así que di unos pequeños y suaves golpes en su brazo para poder despertarlo.

—Ashley —sonríe débilmente al verme—. Recuerdo que me has pedido un favor...—se forzó en hablar

—Me alegra tanto que estés bien —acaricié su mano—. Si sabes algo, debes decírmelo

—Lo recuerdo, aunque es borroso —soltó mi mano y comienza a rascarse la cabeza con preocupación—. Vi a Aron caminando por el jardín un poco antes de las diez, no hacia nada puntual, simplemente recorría el jardín de un lado a otro

—¿Aron? —pregunté, sus palabras me habían descolocado

—No lo vi más, luego sentí un golpe en mi espalda y caí. Ya no recuerdo más, lo siento Ashley —suspiró

—No puedo creerlo.

—¿Qué está ocurriendo? —indagó—. Puedes confiar en mí, si pasa algo con Aron, dímelo

Sonreí débilmente, sabía que podía confiar en él, pero no era una opción contar todo lo que ocurría. Estaba sola en esto.

Tardé algunos segundos tratando de entender por qué Aron me enviaría esas cartas, pero no llegué a ninguna conclusión. No tenía sentido o razón por la cual hacerlo. Además ¿Por qué le haría daño a Alex? Las pocas veces que se han visto, se llevaron de maravilla ¿Entonces por qué lo haría?

Salí de la sala luego de despedirme de él, alegré de encontrarlo mejor. Debía volver a mi casa cuanto antes, Jorge ni siquiera sabía que me había escapado y el sueño me dominaba. Caminé hacia la salida sin si quiera despedirme de Katherine, estaba totalmente descolocada, la incertidumbre era inmensa.

Tomé un taxi hasta mi casa y pronto llegué. Caminé hacía mi habitación sin hacer ruido, no quería toparme con nadie. Pero allí estaba Jorge, en el sillón. Un regaño se aproximaba, pensé, pero luego hizo todo lo contrario

—Lo lamento, no creí que algo le sucedía realmente —dije Jorge mientras mira el suelo como si hubiese algo interesante allí—. Pensé que era un berrinche de adolescentes —afirmó con su típico tono hostil.

—No importa —respondí—. Pero deberías conocerme un poco más si vamos a convivir ¿No crees? —fingí mi sonrisa.

Jorge no respondió, trago saliva y me abrió el paso, aunque era un hombre firme y nunca se guardaría la palabra, esta vez lo hizo y agradecí que fuese así.

Tenía un objetivo fijo, así que caminé hacía la habitación de Aron, que por suerte quedaba bastante lejos de la mía. Era la primera vez en muchos años que no entraba allí, es decir, cuando él y Jorge no vivían aquí, esa solía ser una habitación donde guardábamos basura y cosas sin importancia. Nunca me había llevado bien con mi hermanastro, por lo tanto, no tenía nada que hacer allí. Pero, en fin, eso no importaba ahora, necesitaba explicaciones

Abrí la puerta y entré sin permiso. Él se encontraba en su escritorio, frente a la computadora

—Lo sé todo —dije intentando sonar calmada, aunque no lo estaba en absoluto.

—No entiendo —dije inexpresivo, ni siquiera se dio vuelta a mirarme.

Él era así, pocas veces le importaba lo que sucedía en la casa, se mantenía al margen de los problemas. Cuando Jorge y mi madre discutían, a él parecía no importarle en absoluto, ni siquiera sabiendo que nuestra familia se estaba destruyendo. Su actitud indiferente nos alejaba demasiado, nuestras personalidades diferentes hacían que no pudiésemos mezclarnos. Posé mi mirada en sus ojos, intentando llamar su atención, aun me encontraba en la entrada, avancé unos pasos hacia él. Yo no tenía mucha paciencia, él estaba sacando lo peor de mí. Debía enfrentarlo, todo indicaba que Aron era anónimo, aunque no tuviese un por qué, apuñaló a Alex, no se podía quedar así.

—¡Tu apuñalaste a Alex! ¡Qué te ha hecho! —grité al perder la calma.

—Estas loca —dijo con seriedad.

—Dime que te ha hecho.

Me acerqué a él y tomé su ante brazo con fuerza, haciendo que se pusiera de pie.

—Si tu lo apuñalaste, estas muerto —lo amenacé

Jorge entró sorpresivamente a la habitación, asustándonos a ambos. Me regañó por gritar, aunque le explique todo lo sucedido, excepto las cartas de Anónimo. Aron negaba cada palabra que decía, estaba más que claro que Jorge le creería a él. Aron es su hijo y yo una simple intrusa en su casa.

—Es verdad —afirmó Aron—. Salí a caminar al jardín ¿Tengo derecho verdad? No he estado más de diez minutos allí —Dijo

Me retiré de la habitación sin haber obtenido nada, solo que todos me vieran como si estuviese loca. Pero la realidad es que ni siquiera tenía pruebas concretas para acusarlo, que él estuviera allí a esa hora no significaba nada. Anónimo quería volverme loca y lo estaba consiguiendo.

Subí a mi habitación y me recosté en la cama. Todo estaba siendo tan complicado.

Analizando todo, me había quedado sin sospechosos. No estaba cumpliendo con la parte de que no debía investigar, pero era inevitable hacerlo, no iba a pasar toda mi vida recibiendo cartas de un psicópata.

Pensándolo bien, caí en la cuenta de que, si Aron estaba en el jardín a esas horas, debió haber visto a alguien lanzando un avión de papel por mi ventana. A menos qué... Él haya salido y entrado tiempo antes de las diez. Anónimo pudo haber apuñalado a Alex y luego lanzar la carta

Eso sería lo más coherente.

¿Entonces quien demonios era?

Atte. Anónimo ✔Where stories live. Discover now