53. Gripe, ven a mí

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A veces pienso que hice para merecer a alguien como él. Otras veces pienso cómo es posible encontrar al amor de tu vida con solo 19 años. Y otras veces me pregunto si todo esto es un error y se va a convertir en el peor error de todos.

En ningún libro ponía que el amor dolía. Duele el no saber si eres suficiente para él, duele el no poder darle todo lo que él quiere, duele el sentir su angustia y preocupaciones como si fueran tuyas, y sobre todo duelen las discusiones.

Con Tom apenas discutía y si lo hacía era por chorradas como el lado de la cama, una noche de fiesta o cosas así. Con Ryan todo es más serio y nuestras discusiones son fuertes y rezo cada día por no tener ninguna porque no quiero romper nuestra bola de cristal porque si se rompe será muy difícil juntar los trozos ya que el siempre habrá algunos que no encontremos.

Los gritos siguen sonando por todo el pasillo y cuando ya he decidido que he hecho mi labor de acosadora me pongo a horcajadas de Ryan y apoyo mi cabeza en su pecho. Mi oreja está apoyada justo donde su corazón y de repente los gritos desaparecen y solo escucho su corazón.

Boom–boom, Boom–Boom, Boom–Boom.

Una mano empieza a acariciar mi espalda y yo me acomodo más todavía si es que es posible. Ryan se levanta, y no me refiero a Ryan como tal, no sé si me entendéis.

Insaciable.

– ¿Estas bien?- me pregunta y yo muevo mi cabeza afirmativamente sobre su pecho.- ¿Qué haces sobre mí?- pregunta y yo no contesto, creo que estoy durmiéndome.

De repente sin que me dé cuenta acabo con la espalda sobre la cama y con Ryan encima de mí. Abro los ojos poco a poco y le miro.

¿Cómo puede estar tan guapo recién levantado?

Él me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa y no puedo evitar agarrarle el cuello y bajar su boca hacia la mía.

–Buenos días.- le digo. El me sonríe y me vuelve a besar.

Mis manos se deslizan a su culo duro y lo aprieto. Noto su sonrisa en mis labios y empieza a bajar por el cuello hacia mi clavícula. El reguero de besos continua por en medio de mis pechos y cuando está llegando a mi ombligo un grito nos hace parar.

<< Seguro que te lo ha pegado alguna con la que te liaste>> << ¡Vete, Joder!>>

Ryan y yo nos miramos y reconozco que la cosa no tiene buena pinta. Él se vuelve a poner a mi altura y sin querer le toco con mi frio piel su pierna.

– ¡Joder mujer!- me dice pegando un salto mientras yo me rio.

–Es verdad, no me había dado cuenta de que ahora como tienes las piernas como el culito de un bebe estas más sensible.- le digo mientras me rio por sus caras.

–Has metido el dedo en la llaga y lo vas a pagar.- dice pegado a mi boca.

–No puedo esperar.- le digo mientras me lanzo hacia sus labios.

+++

Pongo los huevos en la sartén y comienzo a removerlos. La mayoría de los chicos se han ido a correr y van a desayunar por ahí mientras que los vagos nos hemos quedado en casa, mucho más a gusto claramente.

Le bajo el fuego a los huevos y en la otra sartén pongo el bacon. Lose, es un desayuno muy típico pero bueno, hay que reponer energías.

Unos brazos me rodean por la espalda y yo apoyo mi cabeza en la espalda pegada a la mía.

Unos brazos me rodean por la espalda y yo apoyo mi cabeza en la espalda pegada a la mía

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Fraternidad mixta...¡UNA MIERDA!Where stories live. Discover now