Fin

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Blanco puro. Pero todo era tan confuso, tan poco lógico, y la lógica era algo necesario para ella. El dolor punzante que aparecía increscendo llegó al punto culminante, y su cuerpo se sacudió en un espasmo. Durante el salto involuntario, abrió los ojos como platos, dando a la vez un respiro profundísimo, en busca del ansiado aire que no recordaba haber necesitado en un tiempo. La luz la cegó de inmediato, obligándole a cerrar fuertemente los ojos una vez más. Antes de que pudiera abrirlos de nuevo, sintió cómo unas manos que no eran suyas la tomaban por los brazos, suave pero firmemente. Manos cálidas y pulcras, que no podían pertenecer a nadie en el lugar lleno de tierra y piedras en el que estaban. También sintió algo líquido correr dentro de su piel. 

Cuando se sintió adaptada, volvió a abrir sus ojos lentamente, y lo primero que vio fue la cara de él, sonriente, aunque con lágrimas en sus ojos. Junto a él, notó luego, se hallaba un médico, que la miraba pensante. Sostenía un botón en su mano, vio que lo mantuvo apretado por unos segundos más. Al mismo tiempo, el dolor desaparecía progresivamente, siendo reemplazado por un leve mareo y una sensación de cansancio. Una de las manos del chico le apretó el brazo con cariño, la mirada iluminada y llena de esa esperanza que habían discutido hacía tan poco. Con voz  tenue dijo una sola palabra, que bastaba para resolver todas las preguntas que tenía ella en mente, aún adormilada. 

"Llegamos"



FIN.

Fuera de la tierraWhere stories live. Discover now