25

4.1K 303 6
                                    


Inspiro aire bruscamente y me incorporo rápidamente en la silla, mirando a mi alrededor con los ojos desorbitados.

- ¡ NO ! ¡ PARA, MAMÁ, PARA !

Una figura aparece delante de mi, y se agacha para ponerse a la altura de mis ojos.

- Tranquila, la simulación ha acabado - Eric posa una de sus manos en mi hombro, y me da un leve apretón.

Suspiro y me paso las manos por el pelo, ocultando la cabeza entre las piernas.

Sin poder evitarlo, comienzo a sollozar.

Lo escucho suspirar, y poco después noto como sus fuertes brazos me envuelven en un abrazo.

Gimoteo como una niña chiquitita y paso las manos alrededor de su cuello, acercándolo a mi. Me da igual lo que pasó, lo necesito conmigo. Necesito a mi amigo.

- ¿ Eric, todo bien ? - Cuatro se asoma por la puerta, y nos echa un vistazo confundido- He escuchado a alguien gritar.

- Sí. Danos cinco minutos, sigue tú con el próximo iniciado- contesta, sin apartarme de él.

Cuatro me mira como preguntándomelo, y yo asiento tímidamente.

La puerta vuelve a cerrarse, y la mirada de Eric se posa sobre mi.

- Es una simulación, Elsie, tranquila. Ya ha pasado.

Otro temblor sacude mi cuerpo de pies a cabeza.

No sé si preferiría repetir la simulación una y otra vez con tal de verle o despertar y saber que él ya no está conmigo.

- No es sólo una simulación, Eric - me aparto las lágrimas de las mejillas con la manga y alzo la cabeza para mirarle a los ojos - Todo lo que has visto es real.

- ¿¡ Evans está muerto ?! - su boca cae desencajada hacia abajo. Él y mi hermano siempre se llevaron muy bien. Evans era divergente, así que poseía ya cualidades de Erudición y también de Osadía. Justo como Eric, que quería trasladarse, por lo que eran como dos gotas de agua exactamente iguales.

Asiento con otro sollozo.

- Mi madre experimentó con él durante un año entero, en cuanto te fuiste. Probó todo tipo de cosas, hasta que uno de los sueros que utilizaba acabó con su vida- explico, volviendo a temblar, tanto que tengo que clavar mis uñas en su espalda para que dejen de moverse - Y yo me quedé ahí sin hacer nada, viendo como se moría.

Dios, cómo me odio a mi misma por ello. Debí haber hecho algo. Tendría que haber pedido ayuda, haberme fugado a los Sin facción con él.

Cualquier cosa que no fuera vivir con ella hubiera bastado.

- Levántante, nos vamos - me anima tendiéndome la mano.

Sorprendida y aún llorosa, me pongo en pie y acepto su ayuda, saliendo a toda prisa de la sala.

- ¡ Cúbreme, Cuatro ! - grita Eric, antes de desaparecer por los pasillos de Osadía, arrastrándome con él.

BETRAYALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora