27

4.1K 294 2
                                    


Él parece notar lo avergonzada que estoy, así que suelta otra risa y cambia de tema.

- Nunca pensé que escogieras Osadía, la verdad. Odiabas correr y hacer cosas arriesgadas, siempre tenía que arrastrate a todo.

- Sinceramente, echo de menos Erudición - confieso apoyando la cabeza en la pared, con un deje de nostalgia - Pero no podía seguir viendo a mi madre, después de...

Trago saliva y le lanzo una mirada, que él capta de inmediato y me anima a continuar.

- Así que elegí Osadía. Es la que más me gustaba de todas las demás... y además sabía que tú estarías aquí - admito despegando la vista de él y fijándola en la ventana.

Por el rabillo del ojo, lo veo sonreír, y Eric se levanta, tendiéndome la mano.

- Arriba, hemos llegado.

- ¿ Ya ? - pregunto nerviosa aceptando su ayuda y poniéndome en pie.

- Me sorprende que no preguntaras a dónde íbamos - ríe abriendo la puerta del vagón, haciendo que el viento remueva mi cabello a su gusto.

Me encojo de hombros y lo miro extasiada. Jamás lo había visto tan feliz.

- Supuse que no me lo dirías - contesto, antes de mirar hacia fuera, y saltar antes que él.

Con los pies sobre la tierra, me doy la vuelta para verlo bajarse, y lo hace con tanta gracilidad que me da envidia.

- Ven, vamos - Eric apoya su mano en la parte baja de mi espalda, y un escalofrío recorre mi espalda.

Entramos en un edificio abandonado (como la mayoría de la periferia)y subimos un montón de plantas por las escaleras.

Después de unos minutos estoy exhausta. Ahora tengo un buen rendimiento físico, pero no puedo evitar cansarme si subo al menos cien plantas a pie.

- Ya estamos - anuncia Eric, abriendo una puerta de metal, y salimos al exterior.

El aire aquí arriba es impresionante. Me acerco al borde del tejado, y miro hacia abajo; indudablemente la caída te mataría.

Siento un calambre placentero en la punta de mis dedos, hay algo emocionante en estar tan alto.

Noto a Eric acercarse por la espalda, pero sigo mirando embobada las vistas.

Puedo ver toda Chicago, desde las atracciones de la vieja feria hasta las cosechas de Cordialidad.

- Ha merecido la pena, ¿ verdad ? - sonríe y me vuelvo para contestarle con los ojos brillantes.

- Es increíble.

Me siento en el filo del edificio, con los pies colgando en el vacío, y él pronto se sienta a mi lado.

Pasamos lo que queda de tarde charlando, recordando viejos tiempos y debatiendo sobre cómo serán los venideros.

Tan rápido que apenas me doy cuenta, la noche cae, y vemos el atardecer juntos, como hacíamos en mi azotea en Erudición.

- Es tarde, tenemos que ir yendo - informa Eric levantándose.

Asiento apenada y camino con los hombros caídos hacia la puerta, pero él me detiene a medio camino.

- ¿ A dónde vas, Elsie ?

Me giro para encararlo y respondo confundida :

- A las escaleras.

Él estalla en carcajadas y niega con la cabeza.

- No, no, no se baja Hancok por las escaleras. Hay otra opción mucho más... divertida.

Alza una ceja y me hace un gesto para que me acerque, y su expresión se parece a aquellas que antes ponía al hacer algo arriesgado.

Me lleva a la parte de atrás, y con curiosidad, me acerco a observar los alambras de hierro.

Cuatro de ellos bajan de forma oblícua metros más alante, para después comenzar a bajar en picado, y no alcanzo a ver su final.

- Exacto, por ahí - confirma Eric, aproximándose con una especie de equipo de seguridad que engancha a los cables.

- ¿¡ Estás de coña ?! - pregunto asustada retrocediendo. Eric me agarra del brazo antes de que pueda darme la vuelta y huir.

- Irás conmigo, a la vez. Créeme, es muy divertido, y seguro. Todos los osados nos montamos aquí al menos una vez- asegura intentando calmarme.

Suspiro y me coloco en las cintas como él me dice, para después sentir su peso sobre mi cuerpo.

- Creo que tenemos diferentes concepciones sobre lo qie es "seguro" y lo que no - respondo irónica, y me agarro a las cintas de mis hombros nerviosa.

- Probemos - sugiere esbozando una sonrisa juguetona, y me da un apretón en la mano - ¿ Lista ?

- Lista - confirmo decidida, y tras echarse un poco hacia atrás, Eric se lanza hacia delante, y el viaje en tirolina empieza.

BETRAYALOnde as histórias ganham vida. Descobre agora