Lobo Blanco (boyxboy) - ¡Sin editar!

Capítulo 12: Todo bien

------------------------------

.

Jamie's PDV

.

*****************************

.

Podía ver ya los techos rojos de las cabañas desde la carretera en la montaña.

Papá me contaba, cuando aún era muy pequeño, que todo esto se había hecho con un solo propósito, el de no ser descubiertos.

La comunidad en espacio podría decirse que era amplia pues entre cada casa había aproximadamente un tercio de kilómetro. Así, cualquier persona que pasara por esta carretera pensaría que son casas de vacaciones vacías en lugar de una ciudad o una aldea de hombres-lobo.

El sol a cada minuto resplandecía más fuerte cegándome al caerme en el rostro cada vez que Samuel hacía un giro en la quebrada carretera.

Su mano derecha acariciando la mía. No soltándome desde que salimos. Aun cuando yo quería porque mi mano sudaba y se ponía húmeda.

Nunca lo había visto manejar antes y no podía evitar notar esa nueva sensación, una mezcla entre vergüenza y timidez. El querer observarlo todo el día y al mismo tiempo los fuertes latidos de mi corazón impidiéndolo. Como cuando por primera vez, ves a alguien en una vestimenta diferente. (N.A.: A mi me pasó lo mismo la primera vez que vi a mi novio de aquel entonces sin mangas. Ya saben, cuando ven sus antebrazos. No podía dejar de sonrojarme y él como el sadomasoquista que era/es le encantó. No pasaba seguido porque él era/es muy friolento)

Pero en un viaje de tres horas ya pude trabajar mejor en mi nerviosismo.

Quizá en un terno. Samuel se vería súper sexy en un terno.

Samuel estrechó mi mano una vez más y sonrió algo sonrojado. Haciendo que yo también me sonroje.

"Deja de leer mi mente" dije mentalmente un poco molesto. A lo que él contestó con una sonora carcajada.

.

De repente sucedió.

.

Un aullido fuerte y poderoso hizo eco en las colinas. Viajando con velocidad en el viento de invierno.

Un aullido adolorido.

Samuel y yo nos miramos con temor al sospechar a quién pertenecía esa voz. Apretó mi mano una vez más, antes de dejarme ir, enfocándose por completo en el timón y acelerando.

Pronto llegaríamos.

.

Mis piernas dolían. La zona en la que se unían, ardía y palpitaba a cada paso. El brazo de Samuel siendo mi único soporte para caminar a través del césped seco.

La gran cabaña del alfa, ubicada en el centro de la aldea, estaba rodeada de gente, la mayoría, cachorros. Los más jóvenes y niños.

Al ver las sonrisas en sus caras mi corazón dejó de intentar salir por mi boca. Y por la forma en que el cuerpo de Samuel se relajó al lado mío, el suyo también.

Guiándome con tranquilidad a través de la multitud, observando cómo habrían paso con respeto y sorpresa ante Samuel pero también hacia mí, llegamos rápidamente a la puerta cerrada de la cabaña.