Hubo un milagro

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Chloe dejó caer la suave tela del vestido azul por su cuerpo mientras se veía en el espejo. No se sentía ni un poco bien. Ni siquiera tenía ánimos para maquillarse o para protestar que su madre la obligara a usar un vestido tan feo. El que fuera de marca no lo hacía bonito. Se amarro el cabello en una media coleta solo para que inmediatamente se lo quitara. Decidió quedarse con el cabello suelto y un poco revuelto. Odiaba dejarse ver tan transparente, pero esa sería su forma de protesta.

Seis años desde que no cenaba con sus dos padres, juntos; cuatro meses desde que cenaba con su padre y hoy, después de dos meses de estar ahí, a su madre se le había ocurrido cenar todos juntos. Algo se traía entre manos.

Dejo su habitación con un bufido y arrastro los pies hasta la habitación donde se había acondicionado especial para la ocasión. El mayordomo la esperaba en la puerta, la abrió dejándola pasar y Chloe entro sin saludar a nadie hasta su asiento en la mesa.

— ¡Es maravilloso que ya hayas llegado cariño! —comento Diana aplaudiendo con fingida felicidad —. Ya te estabas tardando.

Chloe sonrió con fingida felicidad. No estaba nada a gusto con esta situación. Diana Burgeois, su madre, estaba sentada frente a ella en el costado opuesto de la mesa, aunque Chloe estaba justo en la parte media, Diana estaba más situada hacia la izquierda de la mesa y la silla de André Burgeois hacia la derecha.

La puerta se volvió a abrir y está vez, André Burgeois apareció en ella. Chloe casi no lo pudo reconocer, hace cuatro meses que no veía a su padre en persona. Cierto, había hablado con él por teléfono y en tres ocasiones por una video llamada. Pero no se había dado cuenta de lo cansado que se veía.

— ¡Hola papi!—saludo Chloe, tratando de no sonar estupefacta por su presencia.

—Hola cariño ¡te ves hermosa! —contesto el alcalde de la ciudad depositando un beso sobre la cabeza de su querida hija.

André se sentó en su lugar con un poco de dificultad.

—Esta es una cena muy especial—empezó Diana —. Tenemos noticias muy importantes que darte Chloe. Pero primero, la chef Césaire preparo unos fabulosos platillos que tienes que probar André.

El alcalde de París sonrió satisfecho e hizo una señal para que un pequeño grupo de meseros entrara a servir la cena. Chloe no se inmuto ni un segundo, Marlene Césaire había demostrado ser muy buena en su trabajo después de un año trabajando en el hotel. Seguro que estaba rico. Vamos, que el que su hija no le cayera no evitaba que su madre hiciera bien su trabajo.

Chloe recibió su ensalada favorita con una sonrisa. Mientras a su padre y su madre les servían una sopa maravilla que a la rubia le resulto repulsiva. Chloe odiaba la sopa, como la protagonista de cierta historieta argentina que Chloe había leído en su juventud y que hasta el día de hoy adoraba.

Para cuando Chloe había terminado el cordero en jugo de naranja, su padre y madre la veían atentos. Lo primero que cruzo la cabeza de Chloe fue que estaba manchada, pero después de una rápida revisión de su reflejo en su celular supo que no se trataba de eso.

—Cariño, hay algo importante que debo decirte—dijo su padre causándole un escalofrío a la chica.

Su padre empezó a contar lo que sucedía y sus palabras llenaron con lentitud el ambiente de un aura oscura y una pesadez inmensa. Como si su vida se le estuviera saliendo del pecho sintió un vacío instalarse en su lugar.

Su madre tomo el lugar de su padre durante unos minutos, describiendo los detalles de aquella situación tan abrumadora. Y de repente todo fue claro, los verdaderos motivos para que su madre regresara a París, el extraño distanciamiento de su padre durante cuatro meses, esa carta que su madre sostenía con sorna y esa extraña incomoda cena en la que se hallaba metida.

La Princesa & El Artista ||Miraculous Ladybug|| #ChangerMLBFandomOnde histórias criam vida. Descubra agora