Capítulo 26 - "Aquí estoy"

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                                                                                                         26



Cada vez más cerca de ese nuevo planeta que según las zondas buscadoras podrían llegar a ser su nuevo hogar, un nuevo mundo para continuar con su especie y poner fin a su tortura. El sistema que utilizaban era simple, la energía del cubo es única en el universo y por tal si algo de su poder es separado del Teseracto, tiene la capacidad de regresar automáticamente a él sin desperdicio aplicando las herramientas adecuadas, por supuesto. Enviaban una onda con la cantidad exacta de energía pero carente de electrones, al llegar al destino si el planeta tenía lo necesario para su supervivencia, la energía del cubo misma atraería a esos electrones faltantes complementándose. Una vez el protón y el neutrón tuvieran los electrones completos, la onda del cubo estaba lista para retornar a su dueño original, el Teseracto. La única diferencia es que ahora traería consigo una carga valiosa, energía hóstil que posteriormente sería analizada. 


Hacía mucho que el General Kraxus venía viajando en esa nave, estaba cansado. El tiempo parecía pasar mucho más lento de lo normal a la deriva de las inmensidades del espacio, oscuridad y silencio eran lo único que les rodeaba en todo momento.


En la soledad de la cabina de mando, observaba las estrellas extenderse infinitamente. Reproducía en su mente una y otra vez las imágenes de su planeta ser destruido y convertirse en una bola de fuego, lograron salvarse unos pocos y eran todos ellos. Se había prometido a sí mismo conseguir un hogar a los sobrevivientes, costara lo que costara lucharía e incluso mataría por un mundo. Aún recordaba cuando su raza era conquistadora por excelencia, en el pasado, constantemente eran enviadas patrullas de reconocimiento y recolección a otros planetas con la esperanza de recoger recursos. Con el paso del tiempo las patrullas dejaron de enviarse, las habitantes estaban cansados y su mundo por fin era estable, era la última vez en la historia que enviarían una nave de recolección y él era el joven capitán que llevaría a cabo la última hazaña. Para la llegada harían historia, los últimos en haber salido de recolección antes de que comenzaran a producir recursos en su propio hogar. Todo estaba detalladamente calculado, la misión duraría séis ciclos de su sol y volverían para el comienzo del séptimo. La misión duró ocho. Ninguno había previsto que tendrían algunas fallas y la fecha de llegada se retrasaría para el comienzo del noveno ciclo, al llegar se encontraron con un panorama desolador. Su mundo ardía y todos sus habitantes con él, ellos no pudieron hacer nada más que observar a través del cristal como todo lo que conocían era exterminado. Se enfocaron tanto en conseguir recursos suficientes para perseverar la estabilidad de su planeta y hacerlo perfecto, que ni siquiera se imaginaron que su única estrella caliente, su sol, estaba agonizando. Explotó como una ola de fuego que devoró todo a su paso, todos su sistema consumido por el calor abrazador de las llamas. Habían sembrado terror y desesperación en otras galaxias y esto parecía ser un recordatorio de que todo lo que se hace se paga, y de que ellos lo estaban pagando con sangre. Tuvieron que marcharse sin mirar atrás, porque hacerlo, significaba una muerte segura.


-General...


La voz de Modok retumbó a sus espaldas sacándolo de sus pensamientos, se colocó de pie y descendió de la silla de mando para observar lo que su mejor guerrero tenía para decirle. Lo conocía desde que tenía memoria aunque esta a veces le fallara, le confiaría la vida misma si fuera necesario.


-Llegó un mensaje -comentó


The Avengers: Héroes del MañanaWhere stories live. Discover now