CAPITULO 1

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Me pregunto si sabes lo hermosa que eres o si comprendés un poco de lo mucho que te amo, supongo que es imposible y probablemente inapropiado, quizá esto fue un error desde el inicio, quizá tú y yo no estábamos destinados a conocernos, quizá somos el cáncer en la vida del otro, quizá tu vida sería mejor en muchos sentidos si nuestros destinos nunca se habrían cruzado, pero la realidad es que solo quiero creer que tú y yo somos el uno para el otro, que un hilo rojo nos une, que nacimos para pertenecernos, que tú eres tan mía como yo soy tuyo ¿Acaso soy demasiado egoísta? Si, definitivamente si lo soy. Acabo de condenarnos a muerte y aun así sonrió como un estúpido observándote dormir tan pacíficamente, me pregunto si sabes que va a pasar ¿me odiaras cuando despiertes y ellos vengan por nosotros? La realidad es que se esa respuesta pero no se cómo llegamos a esto ¿Cómo es que nos metimos en toda esta basura? ¿Comenzó ahora o comenzó hace 9 años?  ¿tu lo recuerdas? Yo aun recuerdo esa noche como si hubiese sido ayer...

FLASHBACK

CALIFORNIA LOS ANGELES 9 AÑOS ATRÁS

─¡ladrón! ¡Atrápenlo! Atrapen a ese mocoso ─Gritaban en una calle de los Watts al sur de los ángeles mientras que Lee Jinki de solo 9 años corría burlándose de un viejo y obeso americano que corría tras él por recuperar su cartera hurtada.

─atrapame si puedes gordo ─desafiaba el irreverente niño burlandose con ganas de su tercera y última víctima en el día. Solo luego de sacar todo el dinero y cansarse de reír de aquel gordo, tiro la billetera con todas las fotos y documentos, el hombre estaba a punto de sufrir un ataque cardiaco y Jinki solo quería jugar no matarlo.

─¿solo 20 dólares?─Comento decepcionado pero siguió corriendo a esconderse y cuando estuvo a salvo en un callejón comenzó a contar el dinero que había obtenido en el día.

─70 dólares no está mal para un día ─murmuro mientras guardaba el pequeño bollo de billetes de baja denominación.  Listo para regresar a lo que llamaba casa Jinki  tomo 10 dólares de sus ganancias y compro una hamburguesa con una soda grande, como a cualquier niño le gustaba la soda y especialmente si le ponían hielo menudo que luego se dedicaba a mordisquear como palomitas de maíz.

Llegando al viejo edificio que ocupaba en su paso por la ciudad, se cercioro que nadie lo viera en la entrada y luego como hacia siempre subió las gradas piso tras piso tan discreto como podía, era fácil mezclarse entre toda la gente ebria que caminaba en las fiestas de los pisos 3 y 5 donde habitaban gente de toda nacionalidad, después de todo la renta era realmente baja para los pequeños apartamentos que consistían de solo dos habitaciones, un precario baño y la cocina al buen estilo americano colindante a un espacio usado como comedor y sala, claro que solo pocas familias usaban el espacio de esa manera pues la mayor parte del lugar estaba rentado por una pandilla latina dedicada al tráfico de droga al minoreo en esa zona.

El pequeño Lee Jinki huérfano desde muy pequeño era un pillo total, el vivir por su cuenta le había enseñado a aprovechar cualquier cosa con tal de sobrevivir un día más, siendo un solitario y sin raices nunca se quedaba más de seis meses en una ciudad pues su destino final era New York asique viajaba de forma lenta, no quería ser notado por autoridades que lo enviarían a vivir con alguna horrible familia de acogida, ya le había pasado y nunca más dejaría que lo llevasen por lo que solo se dedicaba a viajar y sobrevivir, ahora que estaba en California no tenia ni la mitad de su camino  recorrido por lo cual debía moverse pronto, esa ciudad era buena para trabajar pero sabia que no podia permanecer mas tiempo en ella. Desde hace casi tres meces usaba el ático viejo de aquel edificio de pandillas, no tenía goteras y casi ninguna rata, nada mal para ser gratis y nadie había notado su presencia al menos hasta esa fatídica noche.

Tras pasar el piso 8 llego al último y noveno piso, era el que más odiaba pues resultaba realmente escalofriante, jamás había luz en el pasillo y era el piso más silencioso en comparación a los otros de abajo. Él prefería la música y gritos de gente ebria que los gritos furiosos de aquel americano al que vio en varias ocasiones golpeando a una mujer asiática en la obscuridad de aquel pasillo pero los gritos que más odiaba eran los que venían desde dentro de aquel lúgubre departamento, probablemente pertenecientes a una niña o niño, no estaba seguro, jamás la vio fuera, pero aquellos gritos eran diarios tras esa fea y vieja puerta café.

FRIEND [ONEW Y TU][SHINee] (en edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora