Capítulo XIX: El Ecuador de la Vida

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—Uhhh... Chica preparada vale por dos...

—Jaja, yo valgo por cuatro debido a mi enorme tamaño.

—Ave María, chica.

—Me iré a cambiar... Espérame aquí.

—Pero puedes cambiarte delante de mí...

—No, Felipe...

—Como quieras...

Se incorpora, busca algo en su maleta y se encierra en el baño. A los minutos ella sale.

Mi mandíbula cae al suelo... Este traje de baño es mucho más revelador que el que usó en el desfile, la noche que la conocí. Es de dos piezas, azul turquesa con estampado de líneas. Se me ha parado el pene de nuevo...

La observo y luego trago en seco.

—Te ... Queda muy lindo.

Ella me sonríe divertida.

—Gracias... ¿No piensas cambiarte?

— Lo que pienso realmente es arrancarte el bikini y hundirme en ti justo ahora. Eso es lo que pienso, mamacita.

—Cuando te excitas, se te sale lo de caballero.

Tuve que aguantarme y no arrancarle el traje de baño, por ahora... Créanme  que más adelante ese bikini volará en cantos. Dios.

Vamos a la alberca privada del hotel. De privada no tiene un carajo, pues está igual de atestada de gente que la otra, pero no importa... Solo queremos darnos un chapuzón.

Luna camina a mi lado y quisiera agarrarla de la mano, pero no debería... No cuando no somos nada, técnicamente, y también cuando he sido tan idiota con ella.

Buscamos un gacebo para acostarnos en él. Solo queda uno a lo último, de modo que tenemos que pasar por delante de los demás. Pasamos  frente a uno en el que hay un puñado de chicas y puedo escuchar murmullos provenientes de ellas.

¿No se abochorna?

Es bonita, pero que se tape...

¡Por Dios, qué vaca!

Mira al tipo de su lado... Está como quiere.

De seguro es su mejor amigo...

Deberíamos hablarle a la gorda para acercarnos a ese bombón...

¿Pero cuál es el problema de la gente? ¿Siempre tienen que andar por la vida mirando cuerpos y criticando?

Luna se ve perfecta así... No sé porqué la critican de esa forma.

Rezo porque ella no haya escuchado esos comentarios tan ignorantes, pero al ver su cara sé que los escuchó. Su semblante decae. No le digo nada para no hacerla sentir peor.

Llegamos al gacebo y ella comienza a buscar con desespero algo en la cartera que trajo consigo. La misma en la que echó bloqueador solar y demás.

Ella saca del bolso un traje y comienza a ponérselo.

—¿Qué haces?

—No quiero quemarme de más...— me dice, pero yo sé que se está tapando por lo que dijeron aquellas tipas sin cerebro.

—No seas ridícula y no te tapes... Sé que lo haces por lo que dijeron aquellas, pero no tienes porqué hacerle caso ni mucho menos avergonzarte de tu cuerpo...

—Es que tal vez me excedí al usar un traje de baño así... No debe ser agradable a la vista.

—¿Te estás escuchando? Por favor, ¿quién dice que las gorditas no pueden usar un bikini de dos piezas? No te ves mal con él puesto... Me encanta como te queda.

Luna  Where stories live. Discover now