Capítulo 40: Un macabre asesinato parte 2

Start from the beginning
                                    

- Bueno vale, me has atrapado. ¿Y ahora qué, eh? - me mantengo sonriente.

- Bueno, podría hacerte muchas cosas - dice pícaro.

- Que ni se te ocurra, pervertido.

- Tarde.

Me acerca a él y junta nuestros labios.

Intento alejarme de él y de separar nuestros labios dándole débiles empujones, a pesar de que no lograba nada.

Íbamos besándonos muy deprisa, como si fuésemos dos enamorados que no se han visto hace tiempo.

Dejé de intentar separarme y junté mis manos alrededor de su cuello. Poco a poco íbamos aflojando el paso yendo más lento. Y más lento. Y más.

Nunca había querido besar a nadie con tantas ganas, sentir sus besos y que me encanten cada vez más.

Separamos nuestros labios, juntamos nuestras frentes y nos quedamos mirándonos. "¿Pero que estamos haciendo?" Ambos seguramente pensamos en esa pregunta, pero sin decir nada. Porque en el fondo ni él ni yo sabemos que es lo que estamos haciendo.

Seguramente él también sabrá que no puede, que no podemos seguir haciendo esto. No está bien.

- Sora.. - susurra.

- ¿Sí?

- Deberíamos de ir a Cooperville para examinar las pertenencias de Jorge - dice sin moverse todavía.

- Lo sé. Vámonos - dije eso pero tampoco me moví, no quería irme.

No sé exactamente porque pero empecé a sentir una tristeza horrible.

Finalmente Kai me soltó y se dispuso a caminar sin decirme nada.

- Kai.

Debería decirle que me duele el pecho cuando pienso en que posiblemente no le vuelva a ver nunca más. O cuando pienso en que si sigo así me acabaré enamorando completamente de él y eso no llevará a nada bueno.

Se para y se gira hacía mí - ¿Sí?

- Nada.. - digo tristemente.

Debería decírselo pero no se lo diré..

Me tiende la mano - ¿Vamos?

Cojo su mano - Sí, vamos.

(...)

Al parecer Cooperville era una callejuela bastante más amplia donde la gente sin hogar vivía. Normal que nos costó encontrarla.

Una vez llegados nos dimos cuenta que se nos paso por alto preguntarle el color y la marca del coche en el que vive. Debido a que no tenemos ni idea de cual coche es, vamos buscando uno por uno.

Sólo hay cinco coches y todos están vacíos.

Al cabo de dos minutos aparece un hombre viejito.

- ¡Kai! Cuánto tiempo sin verte. ¿Cómo estás y quién te acompaña?

- Hola, yo bien. Ella es Sofia, Sofia este es Sam el padre de un buen amigo mío.

- Encantada.

- Igualmente, ¿y qué es lo que buscas por aquí Kai?

- Creo que podrías ayudarme, ¿tu también vives aquí verdad?

- Por supuesto conozco el lugar como la palma de mi mano, ¿a quién buscas y por qué?

- Buscamos el coche de un tal Jorge, ha habido un asesinato y como él es uno de los sospechosos queremos mirar entre sus cosas para ver si encontramos algo.

Un día imprevistoWhere stories live. Discover now