Capítulo 30

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- Por favor no me hagas daño, me amenazó con matarme si decía algo.

- ¿Quién? - no creo que Laura amenaze a nadie..

- Él - dice asustada - Por favor, dejame irme.. - dice nerviosa.

- ¿Él quién? ¡Dimelo ya! - estoy cansada de que me oculten cosas.

- No lo sé, sólo se que es chico por su voz, pero no le vi la cara y tampoco sé su nombre - tiembla sin parar.

- Me eres muy inutil.. - me acerco a ella poco a poco, escuchando resaltar el sonido de los tacones - No sabes nada, pero almenos me confirmaste que todo lo de la boda es una farsa, que por cierto fue bien jugada, casi me lo trago - me detengo a dos pasos justo en frente suya.

- Yo..ya te dije todo lo que sé, ¿Puedo irme ahora? - añade con voz temblorosa.

- Buena pregunta - camino de un lado a otro - ¿Sabes? Me dí cuenta que eres el tipo de persona a la que si amenazan, lo revela todo y resulta que yo no quiero que esto se sepa, ¿Entiendes lo que digo? - jugueteo con el cuchillo.

- Por..favor..

Al ver que sus súplicas no daban resultado, se quitó los tacones.

¿Acaso piensa salir corriendo por al lado mía? Me pregunto si sabe que eso no la ayudará..

Empieza a correr hacia mí lo más rápido que puede. Cuando se situo justo a mi lado, le puse un pie del cual ella se tropezó y cayó de boca.

Lloraba y me suplicaba que la dejará irse casi que me daba pena, PERO, nadie no tuvo nunca piedad de mí, no me ayudaban por mucho que necesitaba ayuda ¿Entonces, por qué la dejaría yo a ella en paz?

Con la rabia que llevaba dentro, me senté de rodillas encima de su espalda y le clave el cuchillo en el cuello.

- ¡¡¡AAAAHHHH SOCORRO!!! ¡¡QUE ALGUIEN ME AYUDE!! ¡¡ME QUIEREN MATAR!! - gritaba con lágrimas en los ojos e intentando no desmayarse.

Para su suerte no le dí en ninguna zona vital..

- No te servirá de nada gritar porque nadie te escuchará, estamos en un lugar muy apartado y tú lo sabes, pero claro, es muy típico pedir ayuda aún cuando sabes que no la tendrás - digo con aire de superioridad.

- La..policía...te..atrapará... - balbucea acausa de que la herida le provoca cada vez más dolor.

- No estés tan segura de eso, he estudiado todo lo que he podido sobre detectives, así que sé como actuar. Y ya basta de cháchara me están esperando - le saco el cuchillo, le doy la vuelta al cuerpo y se lo clavo en el corazón.

Volví a sacar el cuchillo y me levanté.

- Dulces sueños querida Rocio - sonrio para mi misma.

Miro en busca de cabello mío para asegurarme de no dejar pruebas. Al ver que no quedaba nada que pudiera culparme, limpié el cuchillo con ayuda de la pared, lo metí en el tacon y fui donde Kai.

(...)

- ¿Ya está? - me pregunta Kai al llegar junto a ellos.

- Sí, ya está, he confirmado lo que quería - sonrio.

- ¿Se puede saber de que estáis hablando? - pregunta Bella curiosa.

- Nada importante, vámonos - dice Kai levantandose del banco y cogiéndome de la mano.

Nos despedimos de Laura y Luís, ya que a Rocío no la encontramos...y nos subimos a la limusina, que en poco tiempo ya nos trajo de vuelta a casa.

Un día imprevistoWhere stories live. Discover now