Capítulo X

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Le pedí nuevamente a Natalie que me ayudara a maquillarme y peinarme para la fiesta de Mérida.
—¡Has quedado hermosa! —Natalie se retiró y me dejo ver en el espejo de mi baño.

Quedé impresionada. Realmente había hecho un buen trabajo. Hasta parecía que no era yo.

—Gracias —abracé a Natalie—. De nuevo.
—No agradezcas, para eso estoy.
—Y... ¿ya no irás? —le pregunté y ella negó con la cabeza.
—Alguien robó mi boleto —dijo—. Perdón por no acompañarte...
—No pidas perdón tonta, estaré bien.
—Bueno... —me dio un beso en la mejilla—. Cuídate mucho, no tomes, no fumes, no hagas nada malo de lo que te arrepentirás después y... me debo ir—sonrío y cruzó la puerta de mi baño—. ¡Por cierto, no terminaste de contarme ayer, así que aún no te has salvado! —gritó mientras se iba.



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Pasadas las 12 de la noche salí silenciosamente hasta la acera de la calle para no despertar a alguien de mi familia o a Frank.

Estuve parada unos minutos hasta que logré ver el auto de Cameron venir hacia acá.
—Hola, bebé —bajó del auto y me depositó un beso en los labios.
—Hola —le sonreí—. ¿Qué te pasó ahí? —le señalé un moretón que tenía en su cuello.
—Oh, no es nada, me caí —sonrió—. ¿Nos vamos?
—De acuerdo —le dije y me percaté de que tenía varios rasguños en su mano y algunos cuantos en el rostro pero decidí no preguntarle acerca de eso.


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—¿Ya te dije que te ves hermosa? —me dijo en el auto al llegar al lugar donde era la fiesta—. Eres hermosa, Andrea —me acarició la mejilla y me besó.
—Te amo, Cameron —y seguimos besándonos.
—Pero yo más —casi no se le entendió pues nuestras bocas seguían unidas.
Él hizo una mueca del dolor cuando le acaricié accidentalmente uno de los rasguños que aún sangraba por su cuello.
—¿Qué te pasó? —le pregunté en seguida.
—No es nada.
—¿Nada? ¿cómo no va a hacer nada?, ¡Tienes tu rostro, tu cuello y tus manos llenos de moretones y rasguños!
—¡Te he dicho que no es nada!
—¿Te volviste a pelear?
—Te prometí no volver a pelear y lo estoy cumpliendo.
—Parece que tus promesas no valen nada... ¡Te volviste a pelear! —le levanté la voz pues estaba muy molesta. Él prometió no volver a hacer eso, pero no lo cumplió y eso, me molesta.
—¡No lo hice! —gritó molesto—. ¿Acaso no confías en mi? —preguntó, pero no le respondí y creo, creo que el silencio duele más que cualquier otra palabra—. ¿Por qué siempre debemos pelear?
—¿Te preguntas por qué?, ¿quieres que te diga por qué? —él no dijo nada así que yo comencé a decir todo lo que sentía—. ¿Sabes cuántas noches pasé llorando en mi habitación por todas las peleas que teníamos por tú culpa?, ¿sabes cuántas veces me sentí lastimada por tú culpa?, todo esto es tú culpa Cameron. Es tú culpa que siempre me sienta humillada, lastimada y mal. Por ti. Por tú culpa —solté.
—¿Mi culpa? —preguntó ofendido—. Dime ¿quién fue la que se fue de puta zorra a besar a su amigo sólo por un maldito capricho pues la mujer estaba enojada por una estupidez?, dime ¿¡acaso yo te fui infiel alguna vez en toda nuestra relación!? —agaché la cabeza y retení las lágrimas—. ¡RESPONDE!, ¿¡acaso he sido yo el malo de toda esta estúpida historia!? —gritó molesto y golpeó con fuerza el volante del automóvil.
—Cameron, ¡tú me golpeabas, me humillabas, me hacías sentir mal una y otra y otra vez! Me has hecho tanto daño que no te imaginas cuanto, me has lastimado como por dentro como por fuera. 
—¡Te prometí cambiar Andrea! Sé que eso está mal, sé que eso no es lo correcto, y he tratado de no hacerlo pero tú no sabes por lo que estoy pasando, tú no eres la única que sufre aquí...
—¿En serio, Cameron? ¡he tenido que aguantar todos tus celos, golpes, insultos y muchísimas otras cosas más que me han dolido, que me han lastimado hasta lo más profundo de mi ser!. Eres el peor, Cameron... —él se quedó callado y pude notar que salían unas cuantas lágrimas de sus ojos—. Y tal vez quizá, no me arrepiento de nada del beso con Leo y me arrepiento de haberte conocido— rematé y puede que eso fuese lo peor que le haya dicho a Cameron.
—¿¡ENTONCES PORQUE DIABLOS SIGUES AQUÍ!? ¡Ve a zorrearle a tú magnífico Leo! ¡ánda, ve de perra y si quieres ve a entregarle tú puta virginidad!
—¡Cállate maldito imbé... —y derrepente sentí un golpe en la mejilla... Cameron me había dado una bofetada.
—Lo siento —susurró en seguida y se llevó las manos a la cara.
—Eres un animal —murmuré y salí del coche.
Caminé hacia la fiesta y escuché como Cameron gritaba dentro del auto.
Lo ignoré y me adentré entre toda la multitud de gente que estaba bailando.

Otra pelea más, otros insultos más, otro golpe más...
Quizá debí haber huido cuando él me habló en la biblioteca.
Quizá debí finjir no escucharlo, no debí haber escuchado al amor, si es que a esto se le llamaba amor... ¿Esto era amor? ¿realmente era amor? ¿por qué dolía tanto? nada había cambiado, era todo lo mismo que antes, Cameron seguía siendo el mismo de antes y yo, sin querer creerlo, me estaba lastimando, estaba fuera de mi, era una idiota sumisa nada más....

Llegué hasta la barra y pedí un vaso de tequila... Debía pasar esto, quería olvidar esto, así que bebí y bebí sin parar, no quería recordar nada de esto.




¿Esto es amor?Where stories live. Discover now