¿Acaso se acabará esta locura así de pronto?

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Después de hablarlo un poco, era mejor dejarlo estar, al sujeto lo hallaron con rasguños y un enorme corte en el vientre donde se le habían salido todas las tripas y la chica estaba al borde de la muerte; así que dentro de unos días entrevistarían a ambos cuando se recuperaran y mientras tanto, se definía que pasó en la bodega. Dexter añadió que bien podría tratarse del criminal o de algún suceso a parte, Duke propuso terminar la lista de 50 personas solamente para calmar la molestia de la bruja esa de Fernández y matar el tiempo.

En fin, pasaron cuatro días y ocurrieron varias cosas durante estos. Primero, la mujer se recuperó antes que el tipo que hallaron en la bodega, pero la chica no cooperó lo suficiente para dar un testimonio lo suficientemente detallado para los incompetentes policías de turno. Segundo, en Alemania ya habían capturado al falsificador que Dexter seguía junto a Schmeichel y otros detectives que Willenhall mangoneaba. Tercero, Duke seguía contando sus cosas privadas y bizarras, como aquella vez en Stuttgard cuando se emborrachó y se puso a bailar en la barra sin camisa, para luego caerse de cara y romperse una pierna; suerte la suya que estaba un hombre que lo ayudó a levantarse y lo llevó amablemente a emergencias.

Ya al quinto día estaba Dexter y Duke de camino a la sala de interrogatorios, el detective deseaba terminar con esto cuanto antes, Elizabeth le dijo hace unos días que lo estaría esperando con el conjunto rojo de encajes negros y rosas bordadas, una razón más que suficiente para ansiar volver a Inglaterra; el psicoanalista, por otro lado, quería deshacerse de Warwickshire. De alguna u otra manera, el detective se puso a reflexionar acerca de lo que dijo Miguel sobre el final abrupto de telenovela, ¿y si era cierto que algún ente estuviese controlando todos los eventos? Es perturbador, ¿y qué era y qué quería ese ente? ¿para qué dominaba todo de esa manera? No le hallaba lógica, a menos de que se tratase de un ser que solo quiere matar el tiempo y divertirse a expensas de su persona y otros, con el objetivo de ridiculizar porque sí. Es como si estuviera hablando de alguien joven, no mayor de veinticuatro, con tiempo libre… tembló, un ente así era peligroso. También podría estar perdiendo el tiempo en teorías descabelladas o en pescados podridos, como diría Willenhall.

Los agentes entraron a la sala de interrogatorios, tenían ante ellos a un sujeto de unos treinta y seis años, alto y de semblante bonachón. El tipo tenía una expresión cansada. Quién diría que se trataba de un sencillo obrero que pasaba productos de consumo en su camión, a diferentes tiendas del país, según habían investigado.

ㅡBuenos días, agentes.

ㅡ¡Oh, qué cortés! Buen día ㅡdijo Duke.

ㅡNo simpatices con el sospechoso ㅡdijo Dexter, dejándole ir un zape.

ㅡ¿Para qué me llamaron? ㅡinquirió, ignorando el número que se traían los agentes.

ㅡTenemos que hacerte unas preguntas, ya creo que sabes por qué razón te las haremos, David Werner ㅡsoltó Warwickshire, con un tono siniestro.

ㅡNo de hecho que no ㅡsonrió inocente y con cierta nota de cinismo, cosa que no se le escapó a Dexter pero sí a Duke.

ㅡDexter, yo creo que fue algún criminal más el que estuvo en la escena y lo atacó a él y a la chica ㅡintervino Duke.

ㅡVe lo que quiero dejar claro ㅡseñaló.

ㅡLa evidencia apunta de que esa chica estaba atada y que tú la apuñalaste, ella logró soltar una de sus manos y pudo liberarse para poder defenderse de ti. Ella también ya te delató, no dijo mucho, pero te ubicó como el perpetrador y que te conoció en un bar. ¡Confiesa ya! ㅡexclamó molesto.

ㅡYo no hice nada, y por cierto ㅡdijo y luego miró a Dukeㅡ, tu cara se me hace conocida de algún lado.

ㅡ¿Yo? No lo creo ㅡdijo con dudaㅡ aunque puede ser, me he acostado con tanta gente que…

ㅡSí, ya entendimos ㅡexclamó Dexter interrumpiendolo.

ㅡNo, espera, ¡ya te recuerdo! Eres el tipo que ayudé en aquella discoteca en Stuttgard, te caíste de cara, rompiéndote la nariz y la pierna. Fue una caída aparatosa, pero divertida ㅡrió.

ㅡMira que casualidad, estuviste en Stuttgard. Dejemos de lado la obvia perversión de algunos ㅡmiró a Dukeㅡ y concentrémonos en lo que más nos interesa, ¿que hacías en esa fábrica, por qué querías matar a esa chica? De paso quiero saber si has hecho más crímenes.

ㅡMuerete, no tengo nada que decir ㅡdijo, sonriendo con cinismo.

ㅡ¡Ah, en serio? ㅡrespondió Dexter, dándole una bofetada que lo botó al sueloㅡ, ¡déjate de idioteces y confiesa ya, David!

ㅡOye, te pasas, acabas de romper las costuras que tenían mis intestinos en su lugar ㅡdijo, palpando esa zona y notando que parte de sus entrañas se habían salido.

ㅡNo me interesa, quiero la verdad y hasta que no me la digas… me divertiré jugando con tus restos ㅡcomentó con una sonrisa sádica.

ㅡWarwickshire, estás mal de la cabeza ㅡexclamó Duke.

ㅡMe lo dice el que interpretó la versión gay de las 50 sombras con un ruso ㅡespetó en tono de reprocheㅡ. Bien, como iba diciendo… quiero la verdad ㅡdijo, abriéndole la camisa y rompiendo poco a poco las costuras que quedaban.

ㅡEsto es brutalidad policíaca ㅡfarfulló.

ㅡSí, es cierto, pero si resulta que estoy en lo correcto no me condenarán. Como dije, quiero la verdad.

ㅡNo.

ㅡEstá bien ㅡdijo, sacando una parte de los intestinos y retorciéndolo como quien exprime un trapo.

ㅡBien, te lo diré, ¡no sigas jugando con mis tripas! Sí, quería matarla y todo eso, también maté a otras en diferentes ciudades como Zaragoza, Stuttgard y Múnich. Por favor, llama a un médico y deja ya mis intestinos… ㅡrogó llorando.

ㅡEso es lo que quería escuchar. Duke, llama a un doctor y al de la limpieza, no pienso recoger ese desastre ㅡexclamó Dexter caminando hacia la salida.

ㅡ¡Ugh, mis tripas! ㅡdijo el tipo, al sentir el zapato del detective sobre uno de sus intestinos que estaban de fuera.

Ambos salieron, los demás agentes que observaron el interrogatorio del otro lado de la pared, estaban atónitos, asqueados, patidifusos y demás adjetivos por los métodos extremistas, para nada convencionales y fuera de lo ético, del detective inglés. Y como siempre, a Dexter le importó un pepino esas razones y críticas a sus métodos. Se podría decir que le agradece al supuesto ente que controla todos los acontecimientos bizarros y disparatados (sí, así al estilo de la matrix), que Miguel afirma que es una especie de guionista o escritor, que le haya dado un final tan rápido y extraño, pero que le garantiza poder continuar con sus vacaciones, limar asperezas con su mujer y liberarse de todos esos locos peligrosos a los que llamaba compañeros de trabajo.

Aquellas Curiosas MuertesWhere stories live. Discover now