Y cuando no quiero que me abran las puertas... las abren.

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Tarareando una cansina melodía de los One Direction se encontraba el detective, recordó dónde había aprendido la melodía: su hija con la radio a todo volumen. Se agarró la cabeza con frustración. Franz Duke, experto en psicología criminal y ahora compañero, le miraba con cierta curiosidad; semejante estrés por resolver el caso ha de estar afectando al pobre hombre. Y es que estar lejos de casa ㅡa más de dos mil kilómetros de Inglaterraㅡ y de la familia ha de ser frustrante, más cuando se toman unas merecidas vacaciones y estas apenas empiezan. Es que lo comprendía, por mucho que le cayese mal.

ㅡHombre, te veo agotado.

ㅡ¿Agotado? ㅡRió con ironíaㅡ, la palabra me queda corta. Yo diría que estoy angustiado.

ㅡComprendo lo que te sucede ㅡañadió con serenidad, reclinándose en su silla y entrelazando sus dedos.

ㅡ¡Uy!, me entiendes ㅡrespondió con sarcasmoㅡ. ¡Qué fuerte!, dime qué es lo que me sucede.

ㅡDexter, déjate de sarcasmo. Entiendo que esa sea tu manera de enfrentar el miedo y la angustia, pero tú no dejas que te ayuden —dijo, mirándolo con cierto enfado.

Dexter arqueó una ceja con una expresión incrédula, ¿acaso Franz insinuaba que el estaba angustiado y con miedo? ¡Ja, se equivoca! Los psicoanalistas piensan que esas pautas estúpidas de conducta dirigen a toda la humanidad, por favor...

ㅡTú crees que la psicología tiene la solución a todos los problemas, escúchame bien —espetó haciendo énfasis en la última frase—: no tienes la respuesta a lo que me pasa, sí, estoy frustrado y siento cansancio, pero no es porque me haga falta estar con mi mujer y mi hija. De hecho, me siento bien estando lejos de ambas, sobre todo de mi esposa ㅡViendo que Duke iba a protestar, añadióㅡ: tampoco es por las advertencias de Willenhall (si es lo que insinúas), ni siquiera la falta de sueño o por trabajar con un sistema policial diferente. Estoy de malas y nada más.

ㅡTu caso se me hace particular.

ㅡ¡Impresionante, qué diagnóstico tan magnífico! ㅡexclamó con sorna.

ㅡTú no tienes remedio ㅡsoltó con un deje de derrota, frustración y molestia, volviendo así a sus papeles.

ㅡ¡Qué bien que te des cuenta!, sabes una cosa, tus charlatanerías de "soy un experto en comportamiento, te entiendo, déjame ayudarte", me parecen divertidas. Me ponen de buen humor ㅡrió satisfechoㅡ. Además, sé que ese manso comportamiento es simplemente una fachada, yo sé que eres un misántropoㅡHace una pausa para ver el efecto que causa en su compañeroㅡ, del tipo que le gusta curiosear en la vida ajena, no por conocer a la persona y relacionarse como la gente normal, sino porque así te sientes bien contigo mismo y puedes ponerte en un pedestal. —Dexter repara en la expresión molesta de su compañero, disfrutando cada detalle, una sonrisa maliciosa apareció en su rostro — ¡Oh!, y mira que no estoy de humor para debatir, baja ese dedo acusador, relaja esa cara de bulldog y admite que tengo razón y tú no.

ㅡNo sé como tienes familia ㅡfarfulló molesto.

ㅡY yo no sé como tú puedes insistir tanto en tener la razón. ㅡSonrió con expresión divertida, había logrado su objetivo: hacerlo enojar.

La felicidad de Dexter no sería duradera, en ese preciso momento entró el teniente Willenhall al despacho de ambos con una expresión de perro enfuruñado. Es probable que se tratase de algo importante, puesto a que esa expresión que andaba no era por gusto, según Duke. En cambio, para Dexter no era más que un preludio a la inevitable rabieta diaria que el teniente se gastaba en alguno de sus subordinados. ¡Hubiera querido él que fuese así!, pero no, hoy no habría berrinche de parte del viejecillo avinagrado de cabello canoso.

Aquellas Curiosas MuertesDove le storie prendono vita. Scoprilo ora