one last time [ziall] {EN EDICIÓN}

ocho

Cuando Niall llegó a la biblioteca se impresionó al ver que las cosas de Malik estaban ahí, su mochila se encontraba en la silla que el moreno siempre utilizaba y sobre la mesa había unos cuantos libros, y eso era extraño. Malik siempre llegaba un poquito más tarde que él, mientras él aprovechaba esos pequeños minutos de retraso para repasar un poco algunas de las cosas que iba a enseñarle ese día.

—¿Zayn? —susurró sin darse cuenta de dónde estaba su asesorado.

—Por aquí —respondió el chico de cabello oscuro apareciendo de entre las estanterías de libros. Niall le siguió hasta las estanterías del fondo con una sonrisa en su rostro a pesar de no estar seguro de lo que éste quería hacer.

—¿Qué sucede? —preguntó el rubio divertido.

—Sacaré un siete punto siete en el examen, estoy seguro, y creo que me merezco un premio —respondió el otro abrazándolo más íntimamente que antes.

—Premio, ¿como cuál? —una de sus cejas estaba curveada y se sentía un poco nervioso por lo cerca que estaban las manos de Zayn de su trasero, quizá estaba tomando mucha confianza, a pesar de que muy en el fondo le gustaba la sensación prohibida, pero como siempre, esa molesta voz en su cabeza le repetía una y otra vez que todo lo que estaba haciendo era incorrecto. A veces la ignoraba, a veces era muy difícil dejar de escucharla.

—No lo sé, un felicidades —sonrió una vez más y apretó con fuerza mínima la parte posterior de sus muslos, casi debajo de su trasero— o tal vez otra cosa.

Horan estuvo a punto de preguntarle qué podía ser esa otra cosa, más todas sus preguntas no articuladas fueron respondidas sin palabra alguna, Zayn había comenzado a besarlo de cierta forma en la que nunca le había besado. Más profundo, más desesperado, más sensual, quizá una combinación de todos esos adjetivos a los que no ponía queja alguna mientras se estaban besando porque, no podía negarlo ni aunque estuviera solo, besar a Zayn era divertido y demasiado agradable. Besar a Zayn era algo adictivo, porque de verdad que sus labios sabían moverse bien sobre los suyos.

Malik le acorraló contra la estantería de libros que tenían detrás y casi por instinto propio, Zayn le restregó la rodilla contra la entrepierna. Esta acción sorprendió al rubio demasiado, abrió los ojos de golpe, sin dejar de besar a su compañero de clases y sin mirarle necesariamente. Era demasiado extraño, Zayn estaba provocándole una erección que no quería tener, pero ahora que la tenía y era demasiado notoria, no se quejó, ni nada parecido porque no sabía qué hacer. En su vida alguien le había prestado atención suficiente como para literalmente provocarle un accidente como aquel. Aunque quizá Malik no lo consideraba como un accidente, sino como un triunfo demasiado extraño.

—¿Qué haces? —murmuró el menor confundido, siendo callado por uno de los dedos de Zayn mientras proseguía a desabrocharle el pantalón y meter una de sus manos dentro de su ropa interior, esto hizo que Horan se retorciera ligeramente, nadie, absolutamente nadie había tocado su pene antes además de él. Ni siquiera estaba nuy seguro de si estaba cómodo con esa mano intrusa tocando su piel indebidamente. Casi de inmediato su piel se erizó.

—No hagas ruido.

Niall no dijo nada más, estaba avergonzado y no sabía si su rostro estaba todo rojo por las caricias que Zayn le daba a su pene o porque estaba avergonzado de que le estuvieran masturbando en la biblioteca de la escuela. No, mierda. Estaban en la biblioteca de la escuela y Zayn le estaba masturbando. Cualquiera podía venir y encontrarlos en la movida. Y ese alguien podía ser la bibliotecaria y... Zayn le había apretado el glande del pene haciendo una especie de anillo con el dedo índice y el pulgar, de una forma dolorosa pero placentera.

Ocultó el rostro en el espacio entre el hombro y el cuello de su tutorado, contrayendo los músculos de su cuerpo para no gritar y para no dejar que su semen saliera tan rápido. No por ser su primera vez siendo masturbado tenía que mostrarse como un niño precoz.

Maldito seas, Zayn Malik, pensó el rubio aferrándose al cuerpo de éste, prácticamente rezando por que nadie los encontrara en esa situación tan bochornosa.