El regreso de un amigo

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Vi a Loriel subir a nuestra alcoba acompañada de Mimiel, me sonrió pero sus gestos no eran sinceros algo me ocultaba, al igual que mi padre. Ese temor repentino y sus palabras de miedo hacia mi padre no lo pasaría por alto.

Suspire y gire hacia el corredor en camino hacia el salón de Reyes, no dudaba que él se encontrara ahí.

Abrí la puerta con cuidado pero me sorprendió no ver a nadie, solo el personal de limpieza acomodándolo todo.

—¿Donde esta mi padre?.—una de ellas se sorprendió al verme, hizo me reverencia y se acercó a mi.

—El rey salió a su caminata diaria.—bufé, él sabía que el peligro aún se resolvía y aún así se exponía a tal peligro.

Salí del salón, mi conversación con él tenía que esperar un tiempo, al salir Mimiel estaba bajando de la segunda planta.

—¿Donde está Loriel?.—ella se detuvo y bajo la mirada al verme llegar a ella.

—En su habitación alteza, me pidió que la dejara sola. Deseaba descansar.—me reverencio y se fue.

El castillo estaba ya desolado, el personal dormía y mi padre no estaba en su trono, lo cual era extraño. No me quedaba de otra que volver al lado de Loriel, luego hablaría con mi padre.

Al ingresar a mi habitación me encanto detectar el aroma a lavanda de Loriel, y aún más verla recostada en mi cama, su piel únicamente estaba cubierta con el fino vestido blanco que usaba para dormir, sus manos estaban sobre su vientre protegiendo al ser que crecía en ella, sonreí al verla, sin duda mi cama era demasiado grande para ella.

Me despoje de mis prendas mientras aún la veía, daría mi reino y mi vida solo por ella, ahora no dudaba en lo absoluto. La defendería, de todo y de todos.

Comencé abrir los ojos muy a mi pesar, me sentía hecha de plomo y no quería salir de esta cama, sin duda el embarazo me quitaba energías, en la posición en la que me encontraba en la cama podía ver claramente el cielo aclarándose, pronto sería un ...

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Comencé abrir los ojos muy a mi pesar, me sentía hecha de plomo y no quería salir de esta cama, sin duda el embarazo me quitaba energías, en la posición en la que me encontraba en la cama podía ver claramente el cielo aclarándose, pronto sería un nuevo día, aún era de madrugada.

Mis sentidos me alertaron de algún individuo en la habitación, justo a mis espaldas. Me enderece rápidamente y gire cubriendo mi vientre de cualquier peligro.

—Thranduil.—el levantó sus ojos plomizos hacia mi desde la estancia.

—¿Sucede algo?.—dejó los papeles que tenía en la mano en perfecto orden sobre la mesa, él estaba ya vestido.

—No, lo siento, creí...no pensé que eras tú.—suspiré nerviosa pero aliviada.

—¿Acaso esperas a alguien más en la habitación?.—su mirada era suave y su sonrisa entibió mi alma.

—No, como crees.—sonreí y baje la mirada, un pequeño dolor en el vientre me hizo soltar un jadeo molesto; no me di cuenta cuando Thranduil se había acerco tanto a mi angustiado. —Estoy bien.

El inicio de un amor Real©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora