Sin esencia del antiguo rey.

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—Princesa ¿esta bien? ¿que sucedió?

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—Princesa ¿esta bien? ¿que sucedió?.—Mimiel llegó a mi, mi mirada en el Rey no se apartó hasta verlo desaparecer al ingresar al salón de los reyes, el corazón me latió a mil. —¿Princesa?.—solo asentí con la cabeza y me levanté con cuidado del suelo, el no era el rey que conocí una vez, no sabia que le pasaba pero todo esto comenzó con esos anillos de poder, ello debía ser el cambio de todo.

—Estoy bien.—dije casi sin voz,  no podía procesar lo que el rey  había dicho, incluso sobrepasaría la vida de su propio hijo con tal de permanecer con su estupida corona de rey.

—¿Que fue lo qué pasó, el rey Oropher...

—No...no paso nada solo, solo...—no, no podía, si su amenaza era cierta, la vida de mi hija y Thranduil corrían peligro, no podía arriesgar lo que amaba, estaba convencida que Oropher los podría matar; en ello un dolor en el vientre  me hizo  retorcerme y encogerme en mi lugar.

—¡No puede ser! ¡princesa! .—grito ella, y me sostuvo para no caer.

—Llévame a mi habitación.—ordene, ella  me condujo  muy despacio hacia mi alcoba, el dolor en el vientre no me dejaba en paz; Mimiel abrió  la puerta y me dejo con suavidad en la  cama, la cabeza me reventaba y respiraba con dificultad gracias al dolor, mi mano descendió a mi vientre instintivamente,  no quería que pasase nada malo con mi hija, temía lo peor.

—Princesa, le diré a un soldado que busque al  príncipe Thranduil.—se volteo para irse.

—¡NO!, espera Mimiel estaré bien, no te angusties por mi.

—No puedo hacer eso, el rey Oropher puede ingresar y...

Eso me alarmo.

—¿Que fue lo que viste?.—la mire, la pobre estaba aterrada.

—El rey la sujetaba y no sabia que hacer alteza, no creí que él fuera capaz de esto.—dijo tartamudeando, ella lo había visto todo.

—Escúchame Mimiel no puedes decir a nadie lo que paso mucho a menos a Thranduil, te lo pido.—me enderece en la cama.—Tu rey no es el mismo de antes le sucede algo, aún no sé qué es exactamente pero lo averiguaré.—Mimiel negó con la cabeza asustada.—Ven aquí.—la invite a sentarse en la cama, ella accedió.—Mimiel no puedes decir nada. Te lo pido.

—Está bien.—dijo no muy  convencida, el dolor menguó pero la angustia no; temía de las amenazas del rey, así que pensé que era mejor que Thranduil no supiera de todo esto, además, cabía la posibilidad de que el no me creyera en nada, con mi advertencia solo lo pondría en peligro.
Ese anillo tenia que ver con su nueva actitud, así que el era capaz de todo para quedarse como rey. Incluso matar a Thranduil.

 Incluso matar a Thranduil

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El inicio de un amor Real©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora