15. Almas Unidas

5.7K 416 48
                                    



Sentía que todo daba vueltas, no podía concentrarme en nada. Era como caer por un agujero sin fondo. Más que, cuando la voz de Allison llego hasta mis oídos, logre abrir mis ojos.


No sabía dónde estaba, solo había oscuridad y la voz de Allison. La dulce y confundida voz de mi mejor amiga.


Trate de pararme, de pronto aterrada al no lograr ver nada, pero un dolor agudo recorrió mi pierna. Solté un gemido mientras caía al suelo.


Todo vino como un rayo hacia mi; nos habían emboscado en casa de Derek... y nos habían tomado como prisioneros. ¡Como prisioneros!


Un sollozo salió de mi, pues me sentía patética y asustada. El dolor de la pierna me hacia sollozar aún más fuerte.


¿Allison?, ¿por qué estaría ella aquí?, ¿que tenía que ver con esto? Yo tenía entendido que la chica aún no sabía nada de esto, aparte... ella jamás me dañaría, fuera la especie que fuera.


-¡Allison!- Grite mientras mi voz salía ronca, logrando hacer que mi garganta picara.



Intenté moverme, pero tarde me di cuenta de que tenía cadenas tanto en las muñecas como en los tobillos. Una desesperación enorme creció en mi pecho; estaba muy atrapada.


Cuando menos lo espere, un rayo de luz vino desde debajo de la puerta. Pero el rayo no se mantenía, parecía más como si se moviera.


-¡Allison, por el amor de Dios!- Volví a gritar, desesperada. Moví ruidosamente las cadenas que me mantenían atadas, solo logrando lastimarme más.


Entonces los rugidos de Derek comenzaron a resonar en toda la sala, logrando hacer que parara todo movimiento que hacia. Mi boca se abrió en una mueca de horror y sorpresa, pensando en que demonios sucedía con Derek.


Entonces ya no hubo más voces, ni más rugidos. Todo pareció quedarse callado, tan solo éramos mis sollozos, las cadenas y yo.


Sollocé silenciosamente. ¿Cómo había llegado a meterme en este lío?


Si por lo menos hubiese hecho caso a las llamadas de Stiles, no estaría aquí... pero Scott sí.


¡Scott! Dios santo, ¿cómo estaría el? Había luchado arduamente por evitar que saliera herido, pero para ser sinceros, no sabía si acaso lo había logrado.



Solté un grito ahogado cuando la puerta fue abierta bruscamente, rebelando una potente luz. Enseguida intente llevar mis manos hasta mis ojos para protegerlos, pues se habían acostumbrado a la oscuridad de la sala. Pero una vez más, las cadenas debajo de mi me lo impidieron.


-¿Tienes esa costumbre de gritar? Ella pudo haberte escuchado- Comenzó Kate, entrando en la sala sin vergüenza alguna.


-D-déjame ir- Le pedí entre sollozos, pero ella tan solo soltó una carcajada hueca.


Se puso de cuclillas ante mi, mientras me tomaba de la barbilla. Apretó con fuerza, manteniendo mi rostro alzado, logrando que yo viera su cabello rubio ser iluminado por la luz de afuera.


-Me pregunto qué eres. No eres una mujer lobo, porque tus herida no han curado. O...- Dijo ella, mientras una idea parecía cruzarle la mente.- A menos de que seas la beta y solo te abstengas a curarte. No es una herida de bala, ¿sabes?. Solo te rozo, pero aún así, esas duelen horrible - Terminó , para después bajar sus manos hasta mi pierna, metiendo un dedo en mi herida.


Solté un grito aterrador, mi cabeza golpeando la pared detrás de mi con fuerza. El dolor me había recorrido como si acaso me quitaran la piel.


[1] When The Darkness Comes | Teen Wolf Where stories live. Discover now