9. Pelea

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Aquella noche esperamos a mamá y a papá despiertas, sentadas en el sofá y con el alma en espera.

Lydia ya estaba cabeceando, cuando escuche el coche dando vuelta en la esquina.

-Lydia, allí vienen-le apresure, y aún cuando habíamos pasado bastante tiempo despiertas, yo no tenía ni una sola gota de sueño. Estaba demasiado nerviosa.

Ella se paró enseguida, algo confundida. Parpadeo con fuerza, intentando quitarse el sueño de encima.

-¿A qué te refieres? Aún no...-decía entre pausas cuando escucho el auto ser estacionado fuera de nuestra casa.



Ella solo se tallo los ojos, pero no dijo nada, lo cual agradecí mentalmente, pues si llegaba a preguntar como lo sabía, no tenía ni una idea de que responderle.


Escuchamos sus pisadas en el pórtico, para después verlos cruzando la puerta, ambos con expresiones irritadas, pues no se soportaban.

-Mira, sólo digo que...

Ambos se callaron cuando nos vieron a las dos de pie justo allí, cruzadas de brazos.

Papá sonrío a Lydia, para después saludarle con la mano.


-Lydia, hija. No sabes cuan orgulloso me siento de tus calificaciones-eligió.


Mi madre rodó los ojos, para luego señalarnos a nosotras con obviedad.


-¿Qué hacen despiertas? Les dije que durmieran temprano-suspiro.


Pero todo lo que podía hacer, era ver con odio a mi padre. ¿Por que hacia esto? No me quería en Canadá con el, no realmente. Solo hacia esto por el mero placer de saber que podía hacerlo.


Mi hermana tomo mi mano, apretándola. Aquello me dio fuerza suficiente para seguir mirando fijamente.


-Papá, sabemos que quieres llevártela. Y no lo permitiremos-habló Lydia con voz tensa.


Enseguida la expresión de mi padre se volvió de pura incredulidad para después darle paso un suspiro hondo y mi madre lo vio sorprendida e indignada.



-¿Qué?, ¿te la ibas a llevar sin decirme nada?-reclamó, sus ojos chispeando.

Este carraspeo, saliendo de su incomodidad.

-No tengo por qué decirte nada, Natalie. Tengo su custodia-Dijo este, mientras barría con la mirada a mi madre.

Entonces explote, llena de rabia y decepción hacia el.


-¡Tú no puedes llevarme! Me quedaré en Beacon Hills todo lo que quiera,¡nunca estás en casa y cuando lo estás solo es para traer mujerzuelas!-chille en mi desesperación, logrando que su mirada se volviera aguda.


Mi madre dio un grito ahogado, al igual que Lydia, ambas impresionadas por lo que acaba de decir.


-Amara- Me riño esta.


Pero en verdad estaba furiosa.
¿Por qué cuando todo empezaba a mejorar él quería llevarme?, ¿acaso me odiaba e intentaba hacerme la vida difícil?


Este estaba tan enojado como yo y después tiro un par de documentos al suelo, estos quedando regados por todo el lugar.

-¿¡Ves eso!? ¡Eso es lo que te pasa por estar como una cualquiera con ese chico, Stiles!-señaló con obviedad.

[1] When The Darkness Comes | Teen Wolf Where stories live. Discover now