|Evitando Akumas. Evitando Sentimientos|~ Adrienette/Ladynoir/Marichat/Ladrien.

Cita.

Marinette's POV

-Ma- Marinette...- dijo Nathanaël, acercándose tímidamente hacia mí.
Yo estaba sentada con Alya en mi lugar habitual, y estábamos charlando sobre su blog cuando él llegó-.

-¡Hola, Nathanaël! ¿Qué sucede?- le pregunté yo. Él estaba pálido y jugaba con sus manos-.

-Y-Yo... ¿Podríamos hablar en privado?- me pidió amablemente-.

-Uh, claro.- dije y me levanté de mi lugar.-Nos vemos, Alya.- dije moviendo mi mano, despidiéndome.

-Pasaré a tu casa en la tarde, chica. No lo olvides!- me dijo Alya, despidiéndose de vuelta-.

Caminé un poco con Nathanaël y todo estaba en silencio. Yo estaba nerviosa de que algo estuviera sucediendo, así que decidí hablar primero.

-Eh, ¿Nath? ¿Está todo bien?- Nath se volteó a verme y tomó mi mano. Sonrió y me dijo-:

-Marinette, me gustas mucho- yo abrí mis ojos de par en par ante tal confesión- Y yo sé que hay alguien mas que te gusta... Pero... Solo quería pedirte... Pe-pedirte... Una... Ci-ta- tartamudeó demasiado y me hizo preguntarme si yo era así con Adrien. Y eso me llevó a notar que si yo era así con él y Nath estaba siendo así conmigo, en verdad me quería.

Él me miraba a los ojos mientras yo decidía que hacer. Por un lado, yo quiero a Adrien, pero por el otro, yo soy demasiado rara como para estar con él.
Apegandome a ese pensamiento, le dije que sí.

Él se emocionó y mostró una bonita sonrisa blanca.

-¿Te parece mañana?- me preguntó entusiasmado-.

-Mañana suena perfecto, Nath. ¿Nos vemos cerca de la Torre Eiffel?

-No, mañana te recogeré a tu casa. ¿Eso está bien por ti?- llevaba un brillo en los ojos que no traía segundos antes.

-Eso estaría bien. Gracias, Nathanaël- le dije, ofreciéndole una sonrisa.

-Entonces te veré ahí.

-Te veré ahí.- repetí.

Nos despedimos y yo fui hacia mi casa.
Tikki salió de mi bolsillo y me dijo que Nathanaël era un buen chico y que era lindo de mi parte haber aceptado la cita, ya que se veía que él lo deseaba mucho.

Llegué a la pastelería y saludé a mi mamá.

-Hola, mamá- dije sonriendo-.

-¡Hola, querida! ¡Te ves tan contenta!- mi mamá dijo-.

-¿A qué se debe esa hermosa sonrisa hija? - dijo mi padre.

-¡Tom!-susurró mi madre.-No puedes preguntarle esas cosas a un adolescente.

-Está bien, mamá. Nathanaël me pidió una cita.- dije, restándole importancia-.

-¿Q-Qué? ¿Y que hay de ese tal Adrien?- dijo mi madre, obviamente impactada.

-Y me dices que no debo decir cosas, Sabine...- dijo mi papá-.

Yo reí un poco.

-Pues Nathanaël me lo pidió de favor porque dijo que yo de veras que le gustaba... Así que quise darle una oportunidad- dije con una sonrisa tímida-.

-Oh, mi bebé ya creció... Que orgullo.- dijo mi madre.

-¡Sabine!- mi padre dijo, actuando alterado, imitando a mi madre- ¡No puedes decirle ese tipo de cosas a un adolescente!

Las risas en esta casa/pastelería nunca faltaban.

-¿Y cuando será?

-Mañana, mamá.

Mañana. Mañana, comenzaré a superar a Adrien.