Capítulo 53: ¿Cómo cuantas puteadas te han dado ya en el día?

705 76 36
                                    

*1 tranquilo y sin incidentes mes después*

Revisé la hora por cuarta vez.

17:36. «Mierda» pienso mientras me hundo en las profundidades de mi cama. En estos momentos debería estar preparándome ¿sabes?; bañándome, poniéndome ropa decente, maquillándome, o que sé yo. ¿Pero que estoy haciendo en lugar de eso? jugando Plantas v/s Zombis encerrada en mi habitación.

— ¿Lista? — preguntó Pete al otro lado de la puerta. Ni siquiera me preguntes cuando entró, estaba muy concentrada en la tercera oleada de zombis que me atacaba en esos momentos.

Sin despegar los ojos de la pantalla le respondí: — Mmm, déjame pens-no.

De reojo, vi como Pete ponía los ojos en blanco. — Melanie llegó. Dijo que habían acordado irse juntas — informó cruzando los brazos sobre el pecho.

— Acabo de decidir que no iré.

— Rose...

— ¿Qué? — pregunté con inocencia mientras me obligaba a mirarlo. Mala idea. Una corta mirada de reproche por su parte bastó para hacer que me separase de mi vagancia y de mi muy bien preparado jardín. — Bien... dile que ya voy — balbuceé.

En lugar de irse, Pete se adentró a un más en mi cuarto, y permaneció de pie al lado de mi cama, observándome, acosándome visualmente, aumentando mis nervios en un 100%.

— No me moveré de aquí. Ni siquiera lo intentes — me advirtió.

— Pero voy a cambiarme — informé.

— Te he visto en peores condiciones, y lo sabes. No me vengas ahora con excusas baratas y apresúrate.

Solté un quejido digno de una vaca, logrando solamente que se diera la vuelta y me diese una perfecta visión de su espalda. Suspiré hondo, y me resigné a tenerlo ahí.

— Estoy nerviosa — confesé encaminándome a mi armario.

— No tienes por qué — respondió. —Pongo las manos al fuego por tu coeficiente intelectual ¿lo sabías?

— No puedes hablar en serio. — carajeé volteándome a verlo.

— Créelo — insistió mirándome por sobre su hombro. — Tienes un gran potencial oculto bajo toda esa flojera tuya. — dijo girándose ante mí por completo. Sus ojos de inmediato se centraron en la camiseta que había acababa de sacar de mi cajón, y pude leer su descontento como si su cara se tratase de un libro. — Oh, no, ni lo sueñes.

— ¿Qué? ¿Qué tiene de malo? — pregunté examinándola con un puchero. — Es de la suerte.

— ¡Es un harapo viejo, Rose! No usarás eso en el día más importante de tu vida.

— Per...

— Hey — me calló —, tuve un asesor de imagen durante años, creo que eso me acredita un poco en cuanto a moda se trata ¿no?

— ¿Crees que no tenía acceso a tus fotografías? — hablé mientras lo veía avanzar hasta mi armario para luego comenzar a revolver toda mi ropa. — No dejaré que des ni una sola opinión acerca de mi atuendo.

— Esta blusa me parece adecuada — dijo tomando una rosada neón, ignorándome por completo — Si la combinas con esos pantalones verdes podrías...

— ¿Quieres disfrazarme de flor? ¿Acaso ese es tu gran plan? — reí sarcásticamente — Dame eso.

***

Me aferré fuertemente a la manilla de la puerta, negándome rotundamente a desprenderme de ella.

— Oh, vamos. Ni siquiera tardarás cinco minutos ahí dentro — me animó Mel sonriéndome con calidez.

«Worst Nightmare»| Patrick Stump.Where stories live. Discover now