Capítulo 27: ¿Te haces a un lado?

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- ¿¡Que!?

- Déjame explicarte bien como son las cosas ¿sí?

- ¡No! ¡No quiero oírte, Sam!

En un tiempo récord, me quité el pijama para ponerme, una vez más, mi ropa de día. Tomé mi bolso y salí del departamento.

Me engañaron todo este tiempo. Se coludieron entre ellos para ocultarme la verdad tras las extrañadas desapariciones nocturnas.

¿Por qué lo hicieron?

¡¿Por qué de una u otra forma, todo el mundo acaba mintiéndome?!

habitación

Me siento muy mal ahora mismo, pero no me permitiré llorar. 

Necesito mantener mi mente ocupada en otras cosas, y quizás un poco de música ayude. Busqué dentro de mi bolso los audífonos blancos que compré hace unos días, y los conecté a mi celular. Subí el volumen casi al máximo, y elegí la canción When I'm Gone de una de mis bandas favoritas: Simple Plan.

Sin importarme nada, comencé a caminar, con la esperanza de que alguien amablemente bajara de su auto y me entregara sus llaves... junto con un manual acerca de cómo conducir.

Habían pasado alrededor de cuatro canciones, cuando de pronto, empecé a escuchar sirenas policiales intentando opacar la perfecta voz de Hayley Williams. Me quité un auricular, y así comprobé que mi oído no me había fallado. Dos patrullas policiales estaban doblando en la esquina, y se acercaban a gran velocidad. 

Una de ellas, se detuvo al pasar por mi lado, mientras la otra siguió su camino. 

- ¿Quién eres?

- No-no, señor – respondí – solo intentaba llegar a casa.

- ¿Por qué? ¿De dónde vienes?

- Estaba en una fiesta – mentí, creyendo que esa respuesta sería mejor que decirle: ''estaba en una pijamada con mi mejor amiga, pero discutimos porque ella y otros amigos me mintieron descaradamente, y como estaba molesta quise volver a mi casa''

- ¿Fuiste sola? – preguntó incrédulo.

- Sí.

Claro que no me creyó una palabra, y me obligó a subir al auto. No sé de donde saqué el coraje para oponerme, pero fue una mala idea sin duda, ya que acabé con las manos esposadas y también con derecho a guardar silencio.

*¨*¨*

- ¿Tu nombre?

- Rose Harris – respondí.

- ¿Edad?

- Veintitrés.

- ¿Dónde vives?

- En el edificio de la calle ochenta y siete.

- ¿Tienes hijos, Rose?

- No, claro que no.

La mujer continuó tecleando unas cosas más en el computador, hasta que levantó la cabeza y dijo que podría pasar la noche aquí, en la comisaría. Obviamente acepté su propuesta.

Es increíble como las cosas pueden cambiar de un segundo a otro. Se supone que ahora debería estar retorciéndome de risa junto a Sam, o quizás llorando con ella a causa de una película romántica, aunque lo más probable, es que ya estaríamos durmiendo. 

Me dejé caer en una de las sillas de plástico que había junto a la puerta, y comencé a pensar en cómo haría para no toparme con Pete en el departamento, ni con Patrick en el balcón... tampoco con Andy en el café, ni con Joe en la universidad. Vaya, ahora que lo pienso, va a ser algo muy complicado de conseguir.

«Worst Nightmare»| Patrick Stump.Where stories live. Discover now